Zubimendi descorcha a Dinamarca y España es líder de grupo en la Liga de las Naciones | Fútbol | Deportes


España regresó a España para celebrar la cuarta Eurocopa de su historia frente a la dura Dinamarca. Lo hizo sacudida por las lesiones, siete cambios respecto al once de la final de la Euro ante Inglaterra. Las bajas condicionaron la alineación de Luis de la Fuente, también su fútbol. No mermó su actitud, representada en una presión intensa, en la inspiración de Lamine Yamal y, sobre todo, en el fútbol de Martín Zubimendi. No le pesa al jugador de la Real reemplazar a un tótem como Rodri, líder en el juego y en el marcador, goleador frente a Dinamarca para devolver a la Roja a lo más alto del grupo de la Liga de las Naciones.

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David Raya, Pedro Porro, Dani Vivian, Álex Grimaldo, Aymeric Laporte, Fabián Ruiz, Mikel Oyarzabal (Álex Baena, min. 61), Pedri (Mikel Merino, min. 61), Martín Zubimendi, Lamine Yamal (Sergio Gómez, min. 92) y Álvaro Morata (Joselu, min. 77)

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Kasper Schmeichel, Jannik Vestergaard, Victor Nelsson, Rasmus Kristensen, Pierre-Emile Højbjerg, Morten Hjulmand, Victor Kristiansen, Alexander Bah, Albert Grønbæk (Rasmus Højlund, min. 77), Christian Eriksen (Gustav Isaksen, min. 72) y Kasper Dolberg (Yussuf Poulsen, min. 72)

Goles
1-0 min. 78: Martín Zubimendi

Arbitro Ivan Kruzliak

Tarjetas amarillas
Morten Hjulmand (min. 22), Victor Bernth Kristansen (min. 84), Alexander Bah (min. 87), Victor Nelsson (min. 92), David Raya (min. 93)

La falta de ritmo en la medular, con Pedri y Fabián vacíos de musas, obligaba a Zubimendi, eje del equipo, a mirar a las bandas. El fútbol era más elaborado en la izquierda, símbolo de la sociedad entre Grimaldo y Oyarzabal, que, en el ala derecha, representaba la capacidad para atacar (mucho) y defender (poco) de Pedro Porro y el talento de Lamine. Grimaldo despertó a Schmeichel con un remate desde el balcón del área y después se coló para encontrar a Morata. El disparo cruzado del capitán bordeó la portería danesa.

A la Roja se le atragantaba Dinamarca, un equipo bien trabajado, representado en una idea bien ensamblada. La selección danesa saltaba sin ruborizarse del 3-5-2 al 5-3-2, sistema efectivo para comparecer con el cartel de líder del grupo, también para tapar a los volantes de la Roja y para por momentos domar al indomable Lamine, el niño de oro de España.

Estrenaba la Roja su título de campeón de Eurocopa en España, al mismo tiempo que Lamine se vistió por primera vez con el dorsal 10. No fue el mejor debut. En realidad, su juego se clonaba con el de sus compañeros, por momentos memorioso con el fútbol de la Roja en Alemania, en otros, en cambio, extraviado en un juego que no terminaba de carburar. Aparecía y desaparecía, más pendiente de lo individual que de lo colectivo, siempre con su gambeta al servicio de una afición que vibraba cada vez que el delantero borraba a sus marcadores para buscar la portería de Dinamarca. No la encontró después de un brillante ataque al espacio tras un pase de Porro; sí lo hizo con dos remates de media distancia. En ninguno, con éxito. No encontraba el gol España y eso que contaba con el regreso de su delantero, Morata, ausente en el último parón.

El capitán estuvo insistente y trabajador como siempre, también como de costumbre ciclotímico a la hora de afinar la mirilla. En Murcia la moneda del delantero cayó del lado del error. Si en el primer tiempo ni encontró la portería de Dinamarca, en el segundo se topó por duplicado con Schmeichel. La hinchada de la Roja se comenzó a impacientar. Una impaciencia sin futbolistas señalados, pero con una petición: el público quería a Joselu. Y De la Fuente escuchó a la afición de la Condomina: el exdelantero del Real Madrid reemplazó a un aplaudido Morata. Antes, el seleccionador ya había buscado más respuestas con la presencia de Merino y Baena por Pedri y Oyarzabal.

Reaccionó España gracias a la electricidad de Baena y las diabluras de Lamine. El gol, en cualquier caso, no estaba en las botas de Yamal ni en el oportunismo de Joselu. Estaba en uno de los mimados de De la Fuente: Zubimendi. Según el técnico, el segundo mejor jugador del mundo en su posición. Y, como ya había hecho en la final de Berlín, el pivote no se esconde, al contrario. Cuando parecía que solo la inspiración de Lamine era capaz de romper a la dura Dinamarca, sorprendió Zubimendi con una potente volea a un palmo de la medialuna. El disparo sorprendió a Schmeichel: el cuero se le coló por debajo del cuerpo.

Lejos del fútbol de Alemania, pero cerca de su gente, la Roja se quedó con una trabajada victoria en Murcia. Y nada mejor para celebrar que Rafael y su Gran noche en la Nueva Condomina. Esta vez, en España.

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