Swiatek expande su hegemonía al conquistar por primera vez Madrid | Tenis | Deportes



La mujer que reina en el tenis desde hace dos años, la joven Iga Swiatek, tenía una espina clavada en Madrid, el último gran título sobre tierra batida que le faltaba por conquistar a sus 22 años. La polaca se la ha quitado este sábado ante Aryna Sabalenka, la número dos del mundo, la misma que la derrotó hace 12 meses en una de las finales más emocionantes de la historia del torneo. Un año después, en un día al fin soleado en el barrio de San Fermín, Swiatek se ha tomado la revancha ante la bielorrusa en otro choque formidable en el estadio Manolo Santana: impone su solidez desde el fondo de la pista, impulsada por su juego de pies y sus potentes piernas, y su propuesta supera esta vez a la de la bielorrusa, que muestra su manual de siempre, el latigazo tras latigazo de la jugadora que más fuerte le pega a la bola. Sabalenka (25 años), la única que ha logrado arrebatarle el número uno estos últimos dos años —entre septiembre y noviembre de 2023—, ve cómo su rival salva tres bolas de partido y se lleva el tie break del tercer set (7-5, 4-6, 7-6(7), 3h 11m), el Masters al fin y al cabo, para robarle la corona y expandir aún más su hegemonía en el circuito. Con la victoria, Swiatek ensancha la distancia en el ranking con la bielorrusa y al fin reina en el WTA 1000 de Madrid, donde recibe el trofeo de manos de la fabulosa Garbiñe Mugurza, la ganadora de dos grandes que hace dos semanas anunció con 30 años su retirada.

No hay sorpresa en el guion del choque: el tenis vertical de Sabalenka, un juego a cara o cruz en una ciudad cuya altitud —unos 650 metros sobre el nivel del mar— ayuda a que las bolas salgan disparadas, frente al martilleo constante de Swiatek desde el fondo. La número uno logra prevalecer en un partido tan igualado que cuando acabó el segundo set, cada una había ganado 71 puntos (121 a 116 al final). La polaca se impone en la tercera manga a un volcán que lanza un repertorio de winners espectacular: Sabalenka acaba el torneo con más de 215 golpes ganadores, tan solo por detrás del récord que registró ella misma en el Open de Australia de 2023 (247). El orden y la cabeza de Swiatek, la jugadora que a veces parece un reloj suizo con su tenis fiable y perseverante, desestabilizan en el tramo final a la bielorrusa.

“¿Quién va a decir ahora que el tenis femenino es aburrido?”, dice Swiatek a pie de pista, una suerte de dardo a Sabalenka, que al principio del torneo aseguró que prefería ver tenis masculino porque era “más interesante y lógico” y contó que no veía los partidos de sus rivales, como la propia polaca o la kazaja Elena Rybakina, la tenista con más victorias esta temporada.

El triunfo eleva todavía más a Swiatek, la tenista que idolatra sobremanera a Rafael Nadal y que domina el circuito desde que Ashleigh Bartey se retiró en marzo de 2022 porque el tenis no la llenaba. La australiana, de hecho, la señaló a ella como heredera. “No creo que haya nadie mejor que Iga Swiatek. Es fantástica, una gran tenista. La forma en que despliega su energía por toda la pista es increíble”, dijo. La polaca no solamente ha cogido el testigo, sino que ha levantado ya más majors que la propia Barty (cuatro a tres) y manda con puño de hierro en el tenis desde entonces —también suma nueve WTA 1000 y unas WTA finals—.

Swiatek ha conquistado la arena de Madrid en su tercera participación en el torneo. En la primera cayó en la tercera ronda, pero el año pasado ya llegó a la final. Es la guinda que le quedaba sobre la arcilla a una tenista a la que en sus inicios describían como terrícola, pero que también ha triunfado en pista dura: en diciembre de 2021 prescindió del que había sido su entrenador los cuatro años anteriores, Piotr Sierzputowski, se juntó con Tomasz Witkorowski y empezaron a llegar los grandes títulos sobre el cemento, como el US Open de 2022.

La de Varsovia ya ha ganado tres veces Roland Garros (2020, 2022 y 2023) y ha conquistado en otras dos ocasiones el Foro Itálico de Roma (2021 y 2022), el otro WTA 1000 sobre tierra batida del circuito. Con la corona en Madrid, la tenista con las condiciones para, tal vez, marcar una era en un deporte que perdió hace casi dos años a Serena Williams, uno de sus mayores iconos, cierra el círculo en la arcilla y se proyecta para París otra vez como la gran favorita.

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