Qué pasa con el dinero que hay ahorrado en el banco cuando una persona muere

La pérdida de un ser querido es una situación muy difícil de atravesar. Pero, en medio de la tristeza, sus familiares directos deberán ocuparse de cuestiones relacionadas con sus bienes.

Si esa persona tenía dinero en una cuenta bancaria, los familiares deberán tomar cartas en el asunto y sobreponerse al dolor para evitar problemas en el futuro.

En este sentido, el Código Civil y Comercial establece que “la muerte real o presunta de una persona causa la apertura de su sucesión y la transmisión de su herencia a las personas llamadas a sucederle por el testamento o por la ley. (…) La herencia comprende todos los derechos y obligaciones del causante que no se extinguen por su fallecimiento”.

En otras palabras, cuando alguien muere comienza la sucesión y la transmisión de su herencia. Esto incluye todos sus bienes, pero, también, parte de sus obligaciones contractuales. Y las deudas dentro de ellas, claro.

Conviene aclarar, desde el vamos, que el dinero depositado en una cuenta bancaria, al momento del fallecimiento, no quedará a disposición del banco. Es más, el banco solo se enterará de que su cliente ha muerto cuando sus familiares se lo notifiquen.

Si la cuenta estaba compartida con otra persona, esta podrá disponer del dinero, cerrarla o mantenerla. En cambio, si la cuenta era unipersonal, los familiares deberán realizar un trámite que lleva bastante tiempo.

En ese caso, es usual que alguno de los allegados (siempre y cuando sean herederos legítimos) conozca las claves de acceso a la cuenta para, tarjeta de débito en mano, retirar los fondos, antes de avisar al banco del fallecimiento.

Si esto resulta imposible, hay que avisar al banco con un documento que confirme el fallecimiento dentro de los tres meses de ocurrido. En ese momento, el banco bloqueará la cuenta para evitar el cobro de comisiones y otros débitos.

También es una medida de seguridad porque, al estar bloqueada, los fondos de la cuenta quedan a disposición de los herederos legítimos.

Tal como establece el Código Civil y Comercial, comenzará la sucesión con el dictado de la declaratoria de herederos por parte de un juez. Este remitirá un oficio al banco para que los herederos puedan retirar los fondos.

El BBVA informa que “cuando una persona muere, sus deudas no desaparecen, sino que su responsabilidad recae en su patrimonio, que es un conjunto de activos y propiedades que deja atrás”.

Agrega que “la herencia comprende tanto los activos tangibles como los intangibles que se transmiten a los herederos a través del proceso sucesorio. Al fallecer una persona, sus deudas se incorporan a la sucesión, permitiendo a los acreedores iniciar el proceso para reclamar el pago”.

Por eso, los herederos deberán tener en cuenta las tarjetas de crédito usadas por el fallecido. Las tarjetas están aseguradas por fallecimiento, pero esto no significa que los sucesores vayan a cobrar algún dinero, explica el BBVA. Ellos deberán informar al banco del deceso para dar de baja la tarjeta y que de ella se haga cargo el seguro.