Política monetaria asertiva en el 2024


El Banco Central de Costa Rica (BCCR) publicó el Informe de Política Monetaria (IPM) correspondiente a abril del 2024. Quiero aprovechar este espacio para comentar las proyecciones económicas más importantes y algunos elementos novedosos de este informe.

En primer lugar, debe recordarse que el mundo ha atravesado una situación compleja. Después del choque negativo ocasionado por la pandemia, el mundo enfrentó un incremento generalizado y global de los precios ocasionado por fuertes alzas en materias primas, combustibles y la crisis del transporte internacional por razones geopolíticas.

El BCCR hizo uso de sus instrumentos de política monetaria para garantizar que la economía costarricense afrontara estos choques de manera oportuna, coherente con una autoridad monetaria con una meta de inflación, con una visión prospectiva y con rigurosidad técnica en su toma de decisiones: incrementó la tasa de política monetaria (TPM) con el objetivo de controlar el crecimiento de la inflación, evitar los efectos de segunda y tercera ronda en los precios internos y mantener las expectativas de inflación en valores congruentes con la meta de inflación.

Lo anterior previno una espiral inflacionaria persistente que pudiera tener efectos perjudiciales en el bienestar de Costa Rica.

Al disiparse el choque en los precios externos, la inflación interna —medida por las variaciones en el IPC— cedió más rápidamente de lo esperado y causó una caída en los precios internos mayor a la anticipada.

El BCCR no permaneció indiferente ante este nuevo reto. Fue el primer país latinoamericano (con esquemas monetarios similares) en reducir la tasa de referencia, y actualmente es el que la mantiene en el nivel más bajo (un 4,75 %) y el único cuya tasa de referencia es inferior a la de la Reserva Federal de los Estados Unidos (Fed). Esta actitud vigilante y prudente fue reconocida por la misión del FMI que recientemente visitó el país.

Es importante destacar que en estas decisiones ha primado el objetivo de conducir, en la medida de lo posible, la postura de política monetaria a una que permita el cumplimiento de la meta de inflación y que la economía se acerque al nivel de utilización plena de sus recursos.

Cuando se logran ambos objetivos, se considera que la política monetaria se encuentra en una posición neutral. Vale destacar que entre los aspectos novedosos en este IPM recalculamos la tasa de interés real neutral y encontramos que el valor actual de la TPM se asemeja a los valores previos a la pandemia y, además, se encuentra muy cerca de una postura neutral.

Con base en nuestras previsiones, se espera alcanzar el rango de tolerancia alrededor de la meta a comienzos del siguiente año. Dada la visión prospectiva del BCCR, en las últimas cuatro reuniones de política monetaria se han aprobado reducciones de la tasa de referencia, e incluso se dio una aceleración en el ritmo de esta reducción en la reunión de marzo, al observarse que la desaceleración del crecimiento de la economía era mayor de la esperada.

En estas decisiones ha primado el análisis detallado de los indicadores más actualizados que se encuentran disponibles para cada decisión.

Aun así, el efecto en los precios fue mayor de lo esperado. Todavía enfrentamos los rezagos del fenómeno deflacionario, observado con mayor fuerza en los hidrocarburos, pero que según nuestras estimaciones irá desapareciendo en los próximos meses.

Tenemos muy presente que la deflación, si se prolongara indefinidamente, podría desincentivar a las personas y empresas a realizar gasto de consumo o inversión. Pero ese no es nuestro caso. Los datos de la expansión del crédito al sector privado reflejan un aumento de la liquidez congruente con la meta de inflación.

Las cifras de crecimiento de la economía costarricense muestran un crecimiento real elevado de acuerdo con estándares históricos, y bastante más alto que el de nuestros pares regionales y socios comerciales.

Este crecimiento está impulsado de manera contundente por la integración comercial de Costa Rica al resto del mundo: tenemos un superávit comercial, explicado mayoritariamente por nuestras exportaciones de servicios, mientras que el déficit de cuenta corriente se ha reducido hasta un 1 % de la producción nacional (cifra históricamente baja) en el 2023.

Además, los flujos netos de inversión directa se mantienen en rangos similares a los históricos. Esto explica buena parte del superávit en el mercado cambiario.

Lo anterior no debe ser evaluado como un mérito menor. En términos comparativos, es imposible afirmar que alguno de nuestros socios comerciales se encuentre actualmente en una situación “normal”, ya que la mayoría experimenta crecimiento bajo o incluso recesiones.

La expectativa de crecimiento costarricense para este año y el siguiente es del 3,8 %, superior al crecimiento global, latinoamericano, estadounidense y, especialmente, al europeo.

Este crecimiento bajo de nuestros socios ocurre mientras la inflación que enfrentan la mayoría es superior a las metas de sus bancos centrales, aun cuando todos mantienen sus tasas de referencia en porcentajes bastante altos. En general, son muy pocos países en el mundo que han podido cumplir su meta de inflación desde el 2022.

Un asunto al que los técnicos y la Junta Directiva del BCCR le dedican muchísima atención es el mercado laboral, pues constituye un insumo para el análisis y la toma de decisiones de política monetaria.

Durante el 2023 se observó un fenómeno particular en el que las personas no deseaban participar tan activamente en el mercado laboral por motivos personales (estudio, viaje, edad, atención a obligaciones familiares).

Esta tendencia, sin duda, generó mucha atención y análisis, incluida una conferencia de prensa que realizamos en enero pasado con el fin de compartir con la sociedad lo que habíamos podido identificar de este fenómeno.

Durante el último trimestre, hemos observado un repunte en el número de personas ocupadas hasta alcanzar el nivel más alto desde inicios del 2023. Este comportamiento es gracias a una mayor participación laboral, sin que el desempleo haya aumentado significativamente.

Del mismo modo, los salarios del sector privado han empezado a recuperarse, especialmente aquellos en las ocupaciones de calificación baja y media. También, la formalización del empleo se ha incrementado de manera continua. Todas estas señales son favorables para los trabajadores, ya que permiten incrementar su ingreso y asegurar el cumplimiento de sus derechos laborales.

Es temprano para afirmar que se ha revertido completamente la tendencia, pero el crecimiento económico y la postura más neutral de la política monetaria se deberían materializar en mejores oportunidades para la fuerza laboral, siempre y cuando las condiciones macroeconómicas esperadas no cambien.

El colón ha experimentado una apreciación en los últimos años. El BCCR reconoce que este comportamiento afecta a algunos sectores y beneficia a otros. Por ello, las acciones tomadas buscan garantizar que el tipo de cambio tenga un comportamiento coherente con la volatilidad moderada que caracteriza un esquema de flotación, pero que también refleje las características estructurales de la economía que han generado una abundancia de dólares.

En la conferencia de prensa sobre la II Reunión de Política Monetaria del 21 de marzo, el BCCR anunció que repondría, en la medida que el comportamiento del mercado lo permita, las reservas que se utilizaron para los pagos relacionados con el FLAR (un monto cercano a $1.000 millones).

También se comentó que las reservas del país, si bien alcanzan valores históricamente altos, aún no llegan a los valores promedio de reservas a PIB de países con calificación de riesgo similar o superior a la que tenemos en este momento. Esto proporcionaría al país un espacio mayor para reconstituir sus reservas.

El robusto crecimiento de la economía en estos dos años, la recuperación del empleo, el dinamismo exportador y el nivel de reservas internacionales son congruentes con decisiones de política monetaria prudentes, pero decididas a lograr el cumplimiento de los objetivos del BCCR.

Esperamos con ansias los resultados de los siguientes meses para comentarlos en el nuevo IPM, que publicaremos en julio.

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El autor es economista jefe del BCCR.

La expectativa de crecimiento costarricense para este año y el siguiente es del 3,8 %.

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