¿Pinturas en lugar de fotos en las bodas? Conozca la propuesta tan distinta de este artista


¿Se puede imaginar cómo sería plasmar el mejor momento de su vida en una pintura, justo en el momento en que está ocurriendo? Esta es la propuesta de Jeremy Obando Gómez, un artista costarricense que se especializa en realizar retratos en vivo durante bodas, quinceaños y otros eventos especiales.

Una pareja besándose luego de decir el “sí”, una fotografía familiar o el instante más feliz de un baile son algunos de los momentos que ha capturado en sus lienzos; todo por medio de un proceso que documenta y publica en sus redes sociales con el usuario @jeremy_obago

Antes de pintar las telas con los acrílicos, este artista de 26 años conversa con los protagonistas del cuadro al menos una semana antes, con el fin de definir los elementos que desean incluir en el retrato. Después, el día de la actividad especial, llega al menos dos o tres horas antes de que inicie la ceremonia para adelantar el fondo de la pintura.

Una vez realizada la sesión de fotos con la pareja, el pintor elige una imagen para utilizarla como referencia y retratar a los novios. Durante el resto de la velada, se dedica a pintar y detallar a las personas, rodeado de invitados y familiares que le expresan sus opiniones. El resultado final, que es fruto de una jornada entre seis y ocho horas, genera reacciones emotivas, que a menudo conducen a los protagonistas hasta las lágrimas.

“Esa es una de las mejores sensaciones que un artista puede sentir: que su arte sea apreciado de esa manera y les guste tanto. Es algo invaluable y esa es la idea, que tu trabajo no solo sea una foto más, sino un recuerdo que fue hecho en el mejor momento de sus vidas, que probablemente perdurará por décadas”, expresó Obando.

Este es el trabajo soñado de Obando, según contó en una entrevista con La Nación. Aunque al principio le generaba algo de temor pintar frente a cientos de personas, se convenció de que es una experiencia gratificante, la cual le permite aprender en el camino.

Su popularidad en las plataformas digitales también tiene otra arista: desde 2022, se volvió viral por sus pinturas hiperrealistas de mascotas y animales. Sus seguidores lo cotizan y le dan libertad para plasmar a los consentidos en un paisaje lleno de colores.

Sin embargo, antes de que lograra dedicarse por completo al arte, Obando realizaba todo tipo de actividades, como trabajo en construcción o recolección de café para poder comprar materiales como pinceles, lienzos o pinturas.

Jeremy Obando

Su afinidad por el arte la desarrolló desde que tiene memoria. Junto a sus dos hermanas y un hermano, disfrutaba ver televisión y dibujar lo que veía en la pantalla. Cuando creció, comenzó a pintar en los exteriores de restaurantes y otros locales de su pueblo, a quienes cobraba tan solo ¢1.000 por sus murales. Aunque el trabajo podía ser gigantesco, lo hacía movido por su intención de ganar experiencia.

Por ello, decidió que el arte siempre sería parte de su camino. En 2017, optó por estudiar Diseño Pictórico en la Universidad de Costa Rica (UCR), lo cual lo llevó a vivir en Sabanilla de Montes de Oca. En su tiempo libre empezó a recibir encargos de personas cercanas para retratar a sus mascotas y, aprovechando el poder de las redes sociales, lanzó su emprendimiento de ilustraciones digitales en el 2020.

Desde entonces, estima que ha capturado a unos 300 animales en las pinturas, lo que le ha permitido experimentar con distintas técnicas y consolidar su negocio. Justo por esa curiosidad, comenzó a investigar más sobre otros artistas internacionales y se percató del movimiento de pintar bodas en vivo.

Al principio sintió miedo, ya que montar una pintura con tiempo restringido y bajo la mirada de múltiples personas era la ejemplificación de trabajar bajo presión. Aun así, tomó el riesgo y ahora su trabajo forma parte del entretenimiento de las actividades.

Todo comenzó en marzo del 2021, cuando uno de sus amigos lo invitó a pintar durante la boda de un primo. Como era su primera experiencia, solo pidió que le pagaran los pasajes del autobús y le dieran un plato de comida. Después de eso, para construir su portafolio, participó en tres bodas más de la misma manera.

En paralelo, subía sus videos en las redes sociales, y su propuesta despegó con miles de vistas y likes. Desde entonces, comenzó a recibir cotizaciones para celebraciones y ahora agradece a sus seguidores, ya que le permiten apoyar económicamente a su familia en Pérez Zeledón.

Ahora, a punto de alcanzar 10.000 fanáticos entre TikTok e Instagram, anhela continuar pintando los momentos más felices de las personas y transmitir esta alegría con su arte. A la vez, espera que más artistas en Latinoamérica se sumen a estas iniciativas de pintar en vivo.

“Estoy viviendo el sueño. Diría que descubrí el trabajo de mis sueños. Uno de mis más grandes sueños no es solo vivir del arte o de esta pasión, sino también poder ayudar a mi familia”, concluyó el joven artista.

Jeremy Obando

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