Marta Ferrusola ha fallecido este lunes a los 89 años de edad. La mujer de Jordi Pujol padecía alzhéimer desde 2018. Su enfermedad se agravó en agosto de 2021, cuando sufrió una caída doméstica en la casa familiar en Queralbs, en el Pirineo catalán. Ferrusola fue procesada por organización criminal, blanqueo de capitales, fraude fiscal y falsedad en el caso Pujol, aunque la causa fue finalmente archivada contra ella por sufrir “demencia severa”.
Nacida en Barcelona en 1935 en una familia de la pequeña burguesía —su padre tenía una tienda de tejidos—, Ferrusola se convirtió en una figura tan popular como Pujol. Su perfil fue el de la nacionalista conservadora perfecta. Muy catalanista, muy religiosa y excursionista. Y también esquiadora —de niña su foto apareció en el anuncio de la estación de Núria— y con arrestos para, con casi 60 años, tirarse en paracaídas o coronar el Montblanc. Ferrusola jugó con esa próxima familiaridad y osadía —llegó a ir a la radio para desmentir el rumor de que Pujol tenía una amante— mientras hacía y deshacía a su antojo en la órbita de la Generalitat.
Casada desde 1956 con Jordi Pujol y madre de siete hijos, su defensa de la versión más tradicional de la patria y la familia catalanas fue proverbial. No soportaba que se pusiera en entredicho la honorabilidad ni su derecho o el de sus hijos a hacer negocios. Reaccionaba vehementemente a las críticas a sus vástagos, como demostró su comparecencia ante el Parlament en febrero de 2015. “Van con una mano delante y otra detrás”. La propia Ferrusola tenía suscritos, a finales de los noventa, contratos de mantenimiento de jardinería de su empresa —Hidroplant— con los departamentos de Economía, Medio Ambiente, Presidencia y Gobernación de la Generalitat.
En 2021, Ferrusola pidió al juez que la exculpase del caso Pujol a causa de su “demencia sobrevenida”. En los informes médicos presentados se especificaba que las “lesiones cerebrales” causadas por el politraumatismo sufrido en el accidente de Queralbs habían agravado su situación.
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