Mauricio Gándara Gallegos: De Flopec y otras novedades | Columnistas | Opinión



Aunque mi propósito es analizar los realineamientos de las fuerzas políticas, quiero referirme antes, un instante, al anuncio del ministro encargado de las empresas que manejan el petróleo, de que no se firmará ningún nuevo contrato con Amazon Tankers, la empresa que realizaba, en un verdadero monopolio, el transporte del petróleo.

Ese sí es un cambio de rumbo, porque abre el horizonte para que compitan grandes empresas de todo el mundo, con la sola acreditación de estar bien establecidas internacionalmente con equipos y capitales. Que sea este el fin del monopolio que motivó tantos escándalos, fugas, órdenes prisión, pedidos de extradición y, finalmente, la muerte cruzada.

A refinar petróleo

El Gobierno ha acusado, por medio de su vocero oficial, a partidos de la Asamblea Nacional de coaligarse contra el presidente de la República, Daniel Noboa. El funcionario ha sido refutado por el presidente del Legislativo, Henry Kronfle, acompañado por representantes del correísmo y de Construye, y, él mismo, representando a su propio partido, el socialcristianismo, y negó, enfáticamente, que existiera una unión conspirativa contra el presidente de la República.

Es obvio que el vocero gubernamental no habría formulado tan graves acusaciones si no hubiesen sido previamente acordadas en el interior del Gobierno. Posteriormente, el presidente de la Asamblea Nacional, en reunión de su partido, cuestionó severamente al Gobierno. Podemos deducir que el Gobierno decidió romper con la alianza que le había permitido, anteriormente, obtener de la Asamblea Nacional la aprobación de varios decretos leyes en materia económica, pero que hoy deja a un lado esta alianza, probablemente calculando los efectos de ella en su campaña electoral por la reelección. Algo similar calcularan los partidos, que ya están seleccionando candidatos.

Probablemente veremos a las dos partes haciéndose, recíprocamente, el mayor daño posible. Se me ocurre que, de los primeros actos, por parte de la Asamblea Nacional, será frustrar el intento del presidente de impedir que la vicepresidenta Verónica Abad, hoy su enemiga, se encargue de la Presidencia mientras él es candidato a la reelección. Solo a la Asamblea Nacional le corresponde interpretar la ley, y, por tanto, puede hacerlo respecto de la materia de la consulta del presidente a la Procuraduría. Si el procurador llegase a autorizarlo, la Asamblea podría destituirlo por arrogarse funciones de interpretación que no le han otorgado ni la Constitución ni la ley. Tampoco, parecería, que la Asamblea autorizaría un eventual enjuiciamiento penal de la vicepresidenta, para lo que se requieren dos tercios de los votos.

Otro caso, sería el de aprobar leyes que, si fueran vetadas por el presidente de la República, la Asamblea podría insistir con solamente una mayoría de la mitad más uno de los votos, y no de las dos terceras partes, que garantizaba el equilibrio de los poderes.

Así, en un ambiente de desconfianza entre los poderes del Estado, entramos en nuestro cotidiano entretenimiento de una campaña electoral; todo sin que hubiesen cesado el crimen y la violencia. (O)

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