El primero de junio celebramos el Día del Niño, este es el mes de colores, de alegría contagiante, de juegos y disfraces de sonrisas, saltos, globos y carita feliz.
Las necesidades de los niños de hoy
Esto nos recuerda que el nacimiento de un niño debe ser para los padres la más bella y sublime expresión de amor, por medio de ellos vemos la carita de Dios en su más noble expresión de inocencia y sus sonrisas son un bálsamo de ternura para sus progenitores.
Estos pequeños seres irradian lo más bello de la naturaleza y la luminosidad del arcoíris, son la extensión de la vida, entregados a nuestros regazos y luego seguidores de nuestros pasos.
Es responsabilidad de los padres darles cuidado, protección y todo su amor, recordando que en el año 1959 la Asamblea General de la ONU aprobó la declaración de los derechos de todos los niños del mundo.
Somos lo que hacemos
El Estado debe velar porque se cumplan los derechos de los niños para beneficios de sus vidas, recordando que la educación, protección, salud son bases para que crezcan con seguridad, respeto y sean personas con valores y bases para vivir.
En esta celebración infantil es muy triste reconocer que existen grandes injusticias para con ellos, porque hay niños que vienen a este mundo y solo conocen el abandono, maltrato, hambre, frío, orfandad por la delincuencia, mendicidad, guerras el abandono porque los adultos actúan con egoísmo, olvidándose de que solo dejan una estela de dolor y lágrimas en el corazón de ellos.
Roguemos a Dios que este día de celebración y comprensión infantil, aunque en algunos países celebran en distintas fechas, llegue a todos los niños del mundo tratando de que olviden tantas injusticias y que al fin podamos ver a nuestro alrededor caritas felices.
Por qué el 1 de junio se celebra el Día del Niño
A los niños encerrados por la pandemia, a los niños de las guerras, a los niños mendigos y huérfanos por la delincuencia, a los niños cobijados de amor que Dios los mire y bendiga dándoles frutos de la sabiduría, así los alimentará con pan de vida y de inteligencia. (O)
Alicia de Jesús Carriel Salazar, docente, Guayaquil