Los menores de familias vulnerables pasan hasta casi un día entero más al mes frente a pantallas: “Es un dato demoledor”


Los niños y niñas que viven en hogares más vulnerables -con progenitores con estudios no universitarios y menor nivel de renta- pasan casi 70 minutos más al día frente a las pantallas entre semana, y casi una hora más al día durante los findes de semana, que los menores y adolescentes de hogares más favorecidos. De lunes a viernes, esta cifra equivale a casi seis horas a la semana de diferencia, 23 horas al mes y 16 días en todo el año. Y desde los ocho a los 16 años, a lo largo de su crecimiento, esto se traduce en 4,2 meses de más en los que únicamente están frente a un dispositivo.

Estas cifras, “demoledoras” para la Ministra de Sanidad, Mónica García, se extraen del nuevo informe Nivel socioeconómico y estilos de vida de la población infantil y adolescente en España, realizado por la Gasol Foundation para analizar los efectos de las desigualdades sociales en los hábitos de salud de la población infantil y adolescente en España y presentado este miércoles en la sede de la Organización Médica Colegial (OMC) de España, en Madrid. 

Se trata de un nuevo trabajo realizado a partir de datos de la segunda edición del estudio PASOS sobre obesidad infantil en España y con una muestra de 3.201 niños y niñas de ocho a 16 años de todas las Comunidades Autónomas. Esta vez, los investigadores han cruzado variables socioeconómicas con hábitos de vida para evidenciar científicamente, una vez más, que “los factores socioeconómicos son una pieza fundamental para entender qué determina las oportunidades de crecer de forma saludable”, ha destacado el autor principal y director global de investigación y programas de la Gasol Foundation, el doctor Santi F. Gómez.


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La ministra de Sanidad, presente en el acto, ha destacado que “el informe PASOS nos vuelve a arrojar luz sobre la relación que hay entre el bienestar infantil, que está materializado en la obesidad infantil, y las dificultades socioeconómicas”. En su opinión, la obesidad infantil es “la punta del iceberg” y debajo hay “malestar social, desigualdades, falta de oportunidades en el acceso a una buena vida. [La obesidad] no es un problema individual sino un problema sistémico y como problema social tenemos que darle un abordaje social, integral y coordinado”, ha defendido.

“Tenemos a niños y niñas que van a estar cuatro meses completos de su vida dedicados íntegramente al uso de una pantalla entre los ocho y los 16 años. A mí esto me parece absolutamente demoledor”, ha destacado Mónica García. 

Actividad física

El informe aborda temas que van más allá de la obesidad y que tienen que ver, además de con el uso de pantallas, con el tipo de alimentación, la actividad física, las horas de sueño o el bienestar psicológico. Todos ellos indicadores o síntomas de la obesidad. En cuanto a la actividad física, revela que “en una semana normal, la población menos favorecida estaría dedicando un promedio de casi dos horas y 40 minutos menos a la actividad física considerada saludable para el desarrollo infantil. Al cabo  de un mes esto supone unas 11 horas y 40 minutos menos y al cabo de un  año casi 140 horas menos, es decir, casi 6 días completos menos“.

En cuanto a la adherencia a la dieta mediterránea -que va a la baja según los últimos datos-, esta es menor en hogares en situaciones más adversas. Los resultados indican que el porcentaje de población infantil y adolescente que presenta un nivel bajo de adherencia a la dieta mediterránea es un 11,5% mayor entre la población más expuesta a las desigualdades socioeconómicas y alcanza el 20% de este sector de la población.

El presidente de la OMC de España, Tomás Cobo (de pie), interviene en la presentación del estudio de la Gasol Foundation ante la escucha de la ministra de Sanidad, Mónica García (2i), el doctor Santi Gómez (1i), Cristina Ribes, directora ejecutiva de la Gasol Foundation (3d) y Laura Helpern, vicepresidenta de la Fundación Occident (2d).
El presidente de la OMC de España, Tomás Cobo (de pie), interviene en la presentación del estudio de la Gasol Foundation ante la escucha de la ministra de Sanidad, Mónica García (2i), el doctor Santi Gómez (1i), Cristina Ribes, directora ejecutiva de la Gasol Foundation (3d) y Laura Helpern, vicepresidenta de la Fundación Occident (2d).
GASOL FOUNDATION

Lo mismo pasa con la calidad del sueño. En este caso, el porcentaje de población infantil y adolescente que alcanza las recomendaciones de  horas de sueño supera el 63% con familias con estudios universitarios, en activo con con mayores niveles de renta. Dicho porcentaje es casi un 15% superior al hallado entre la población que crece en unas condiciones socioeconómicas más desfavorecidas.

El informe también ha medido el malestar psicológico según el nivel socioeconómico y los datos revelan que, en este caso, la diferencia entre los hogares más y menos favorecidos es la menor: un 2,4%. En este sentido, la ministra Mónica García ha subrayado que “los niños y niñas son felices. Pese a que un 30% declara sentirse preocupada, triste o infeliz, no hay diferencias entre niveles socioeconómicos. Tenemos un sustrato maravilloso sobre el que trabajar puesto que mantienen unos niveles de felicidad pese a las condiciones socioeconómicas de sus familias”.

García ha asegurado que “desde el Ministerio de Sanidad hemos recogido el guante de la perspectiva de los determinantes sociales de la salud”, al tiempo que ha recordado que España forma parte de los Frontrunner Countries, “un grupo de países líderes en la implementación de estrategias innovadoras contra la obesidad infantil”, y que su departamento se encuentra inmerso en el proceso de creación del comité interministerial de la gobernanza del Plan Estratégico Nacional contra la Obesidad Infantil, “en el que están involucrados 18 ministerios porque consideramos que esto es una política de país, que tenemos que involucrarnos todos y que sobrepasa las paredes del Ministerio de Sanidad”. Como ejemplo, ha mencionado la propuesta de fortalecer el uso de los patios de los centros educativos, basada en la idea de que estas instalaciones “no son solo centros educativos, sino también centros sociales donde queremos que se remuevan las barreras para el acceso universal de nuestros niños y niñas al ocio saludable, a la actividad saludable y a la formación en una alimentación saludable”.

 

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