A sus 29 años, Clément Lenglet saborea lo que es pasar con éxito el filtro de la particular mili a la que Diego Pablo somete a los fichajes que le hacen fruncir el ceño por no ser la primera opción. “Pasó por la etapa que pasan muchos futbolistas. No empezó jugando, hablamos bastante con él de lo que creíamos que tenía que mejorar para aportar”, explicaba el pasado miércoles Simeone.
El central francés se ha incrustado en el once tipo de este Atlético que este sábado inicia en Leganés la defensa del liderato (16.15, Dazn) y de su histórica racha de quince victorias consecutivas. Lenglet ha participado en 13 de ellas, de las cuales siete concluyeron con la portería de Oblak a cero. Dos goles y una asistencia adornan la figura de un central que también llegó con el visto bueno de su amigo Antoine Griezmann, con el que coincidió en el Barcelona y en la selección francesa.
Lenglet aterrizó el pasado verano en los últimos días del mercado ante la imposibilidad, por el límite salarial, de contratar al eslovaco David Hancko (Feyenoord), que fue el primer elegido para paliar la salida de Mario Hermoso. Simeone pretendía un central zurdo sólido que además mantuviera uno de los tics tácticos a los que el equipo estaba muy acostumbrado, como eran los pases interiores de Hermoso que rompían línea.
Descartado Hancko, Lenglet fue reclutado del Barcelona como cedido. No era imprescindible para Hansi Flick y el club azulgrana necesitaba liberar de su masa salarial casi un tercio de los algo más de 15 millones de euros brutos anuales de la ficha del central galo, al que aún le restaban dos años de contrato. El Barcelona se lo amplió uno más para distribuir los 30 millones de euros pendientes en tres temporadas en vez de en dos. Después, se concretó la cesión al Atlético, que asumió pagar cuatro millones de su salario.
Lenglet se presentó en el Atlético con el cartel de haber sido un central que en el Barcelona alternó buenas actuaciones con errores groseros que terminaron por minar la confianza de los técnicos. A Simeone también le inquietaba si Lenglet podía sostener al equipo cuando este jugara en campo contrario. En los despachos del club advierten de que Lenglet convenció a Simeone con unos cuantos entrenamientos, aunque este tardara en concederle la titularidad. Sucedió después de la fractura craneal de Le Normand en el derbi madrileño. Desde entonces, solo un esguince de tobillo y unas molestias le dejaron fuera de los encuentros ante el Lille, el Betos y el Elche. “Nos encontramos con una persona maravillosa, noble, trabajadora, consciente de sus virtudes y de sus defectos y cuando uno sabe eso compite bien. Tiene una personalidad importante que nos ayuda”, abundó el Cholo.
Lenglet compareció el domingo pasado en la sala de prensa del Metropolitano después de haber facilitado con una dejada de cabeza el gol de Julián Álvarez que supuso la victoria ante Osasuna. “Sabía que este equipo tiene unos valores muy marcados, y es algo en lo que me reconozco. Hablo mucho con Antoine [Griezmann] y sabía que las cosas iban a encajar bien con mi personalidad”, explicó. Antoine me habló mucho del club, de cómo se vive aquí y de la mentalidad que tiene el equipo. Fue clave para que tomara la decisión. Me decía que aquí iban a ayudarme a mostrar mi mejor versión”, relató Lenglet.
Preguntado por su futuro, aseguró que serán los clubes los que tendrán que ponerse de acuerdo. Sin embargo, en el Atlético no descartan que ante su buen rendimiento su agencia de representación (Wasserman) haga en breve un movimiento de aproximación para abordar su contratación definitiva. Lenglet está en el mismo camino que otros jugadores llegados del Barcelona que, como Villa, Luis Suárez o el propio Griezmann, tras su retorno, se han rehecho en el Atlético de Simeone.