La muerte de Cricket | La Nación


Kristi Noem, gobernadora de Dakota del Sur, inmoló su aspiración a ser candidata a la vicepresidencia de los Estados Unidos en el altar de los valores distorsionados. En procura del favor de los sectores más conservadores, publicó un libro con pinceladas autobiográficas destinadas a resaltar sus cualidades.

Es un recurso habitual en la política estadounidense, utilizado por aspirantes de ambos bandos para darse a conocer. Lo hizo Barack Obama cuando contemplaba llegar a la Casa Blanca y lo acaba de hacer Ron DeSantis, gobernador de Florida, para fortalecer sus fallidas aspiraciones presidenciales.

Pero el libro de Noem captó la atención internacional, incluso antes de ser comercializado, por un episodio de crueldad incomprensible, utilizado para promover la disposición de la autora a hacer “lo necesario” cuando las circunstancias lo exigen, convirtiéndola en acompañante idónea de Donald Trump en la papeleta republicana.

Noem salió a cazar con Cricket, una perrita de presa de apenas 14 meses. El animalito arruinó la cacería. Se divirtió asustando a las aves y, cuando regresaban a casa, mató varias gallinas de un vecino. No son conductas inusitadas en un perro de caza. Por el contrario, constituyen manifestaciones de una inclinación natural a partir de la cual se les desarrollan las destrezas para asistir a los cazadores. Pero la gobernadora concluyó que la cachorrita no servía a sus fines y tampoco podría ser entrenada. La condujo hasta una fosa llena de grava y le pegó un tiro.

La aspirante a la vicepresidencia cuenta la anécdota con orgullo, como prueba de su carácter resuelto y su capacidad de ejecutar tareas “difíciles, desaseadas y feas”. Por si quedara alguna duda, cuenta cómo la muerte de Cricket le recordó otra tarea desagradable. La familia era dueña de una cabra malhumorada y olorosa que perseguía a los niños y los hacía caer. Noem la llevó a la fosa y, como el animal saltó al primer disparo y quedó mal herido, regresó al carro por otra carga y lo liquidó. Poco después, su hija descendió del autobús escolar y, sin tardanza, preguntó por Cricket.

Todavía hay suficiente decencia en el electorado para descalificar a Noem por su conducta, pero las señales recibidas por la gobernadora para presentar el episodio como una credencial deben llamar a la reflexión. No todas las crueldades de un gobernante son tan obvias ni victimizan a seres tan inocentes. En ocasiones, la falta de compás moral puede pasar inadvertida.

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Armando González es editor general del Grupo Nación y director de La Nación.

La gobernadora de Dakota del Sur, Kristi Noem, durante un mitin del PAC Buckeye Values ​​en Vandalia, Ohio, el 16 de marzo de 2024. Foto: KAMIL KRZACZYNSKI/AFP VIA GETTY IMAGES

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