El fundador de WikiLeaks, Julian Assange, regresó a su Australia natal a bordo de un avión chárter este miércoles, horas después de declararse culpable de obtener y publicar secretos militares estadounidenses en un acuerdo con fiscales del Departamento de Justicia que concluye una larga saga legal.
Assange levantó su puño derecho mientras subía al avión y sus seguidores en el aeropuerto de Canberra lo vitorearon desde la distancia. Vestido con el mismo traje y corbata que usó durante su comparecencia anterior ante el tribunal, abrazó a su esposa Stella Assange y a su padre John Shipton, que estaban esperando en la pista.
El caso penal de intriga internacional, que se había desarrollado durante años, llegó a un final sorpresa en un entorno de lo más inusual cuando Assange, de 52 años, se declaró culpable en un tribunal de distrito estadounidense en Saipan, la capital de las Islas Marianas del Norte.
La comunidad estadounidense en el Pacífico está relativamente cerca de la Australia natal de Assange y se adaptó a su deseo de evitar ingresar a los Estados Unidos continentales.
Assange fue acusado de recibir y publicar cientos de miles de registros de guerra y cables diplomáticos que incluían detalles de las irregularidades militares estadounidenses en Irak y Afganistán.
Sus actividades generaron un gran apoyo por parte de los defensores de la libertad de prensa, quienes anunciaron su papel en sacar a la luz conductas militares que de otro modo podrían haberse ocultado a la vista y advirtieron sobre un efecto paralizador en los periodistas.
Entre los archivos publicados por WikiLeaks se encontraba un video de un ataque con helicóptero Apache en 2007 por parte de las fuerzas estadounidenses en Bagdad que mató a 11 personas, incluidos dos periodistas de Reuters.