Judith Pinos Montenegro: Superar la pobreza | Columnistas | Opinión



Los años 90 fueron una época de crisis profunda. Aún recuerdo a mi madre angustiada mientras contaba los sucres y buscaba que el dinero alcance para la alimentación. Si bien unos nacen con mejores condiciones, otros carecen de elementales derechos, como salud, educación y un techo que cobije sus cabezas. No elegimos dónde nacer o qué nombre heredar. Somos hijas e hijos de esta tierra diversa y desafiante.

Debido a que todos partimos de lugares distintos, a unos nos cuesta más trabajo alcanzar metas como llegar a tener casa propia o un título universitario. Hay caminos fáciles y otros son rutas sinuosas, pero no imposibles. Nacer en condiciones de pobreza no es necesariamente condenatorio. Cuando niña, sentía esa empatía con mamá y comprendía su angustia. Entendí que lo mejor que podía hacer era asumir mis responsabilidades por diminutas que fueran. Me sorprendía cómo el rostro de mi madre se iluminaba con mis logros; eso se convirtió en la posibilidad de entregarle alegrías y sentir que hacía mi parte.

¿Justicia para la Justicia?

Mirando hacia atrás, pienso que todos podemos hacer algo desde el lugar donde nos encontramos. Estudiar, trabajar y dar lo mejor también son actos de rebeldía que traen mucho bien. En el año 2016 realicé una investigación y pregunté a pobladores de Chibuleo, del cantón Ambato: ¿qué hicieron quienes salieron de pobreza? Encontré varias cosas, entre esas que empezaron a estudiar, pues varios fueron parte de la campaña de alfabetización Monseñor Leonidas Proaño. Otro aspecto notorio fue que se asociaron para obtener créditos y así empezaron los bancos comunales de cooperación. Hoy, Chibuleo y sus alrededores cuentan con varias familias que dejaron la pobreza y se convirtieron en referentes de emprendimiento. Incluso, hoy Ambato tiene a una mujer indígena chibulea frente a su Municipalidad.

Desde hace una década, los Gobiernos y estudiosos de las sociedades plantean ayudas monetarias para compensar situaciones de extrema pobreza. Se propuso la “renta básica universal”, un ingreso que se otorga a las personas independientemente de su contribución laboral o no.

Votos por engaños

El estudio, publicado este año por Beth Okantey, Are universal and guaranteed basic income programs effective in the United States? A review indica que no existe una evidencia clara de que un aporte monetario genere un bienestar a largo plazo. Sin embargo, en Escocia, un equipo de cinco científicos propone un modelo matemático para el cálculo de una renta universal; a su estudio lo titulan A micro-macro-economic modelling approach to major welfare system reforms: the case of a universal basic income for Scotland.

Así, la búsqueda de igualdad material concentra la preocupación de las academias de todo el mundo. También hay hallazgos comunes, entre esos que los estados de carencia o pobreza son desafiantes, sí, pero no definitivos. Se encuentra que las familias –lejos de esperar la caridad del Estado– demandan oportunidades de trabajo, emprendimiento e inversión.

Pero para realizar cambios en un territorio urge estudiarlo detenidamente y establecer prioridades y asociaciones con líderes locales que coadyuven a la toma de decisiones. (O)

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