La puesta en escena que propuso Míchel, con dos líneas de cuatro en fase defensiva y volcando el juego ofensivo hacia una banda izquierda donde buscaba el emparejamiento individual de Bryan Gil con Lucas Vázquez para desbordar, se sostuvo durante poco menos de media hora. El conjunto gerundense fue desinflándose flagrantemente con el transcurso del encuentro, regalando metros con un Iván Martín muy descolocado y un Oriol Romeu muy lento. En cuanto perdió el medio, Bellingham, flotando entre líneas, terminó dinamitándolo.