“Tenemos que ser como un martillo y estar ahí, cada día, cada día”, dijo Mikel Arteta. Al acecho. Con fe en la persecución pues los accidentes serán inevitables en todos los bandos. Fue la consigna que lanzó el entrenador del Arsenal la semana pasada para abordar una Premier en la que los aspirantes al título se tambalean. Un hecho inusual en el campeonato inglés en el presente siglo, especialmente desde la llegada de Pep Guardiola. Desde el curso 2016-2017 el ganador del título obtuvo sucesivamente 93, 100, 98, 99, 86, 93, 89 y 91 puntos. Siete de los ocho torneos con más puntuación lograda se registraron en las nueve últimas ediciones. Esta vez es diferente. Este miércoles, el Arsenal le ganó al Tottenham en el Emirates (2-1) y dio un golpe de riñón para avanzar en una jornada en la que todos sus rivales directos encallaron.
2
David Raya, Gabriel Magalhães, Jurriën Timber, William Saliba, Myles Lewis-Skelly (Oleksandr Zinchenko, min. 86), Declan Rice (Mikel Merino, min. 86), Thomas Partey, Martin Ødegaard, Kai Havertz, Raheem Sterling (Gabriel Martinelli, min. 60) y Leandro Trossard (Kieran Tierney, min. 76)
1
Antonín Kinsky, Radu Dragusin, Archie Gray, Djed Spence, Pedro Porro, Pape Sarr (Brennan Johnson, min. 45), Lucas Bergvall, Yves Bissouma (James Maddison, min. 45), Dejan Kulusevski, Son Heung-Min (Richarlison, min. 77) y Dominic Solanke
Goles
0-1 min. 24: Heung-Min Son. 1-1 min. 39: D. Solanke. 2-1 min. 43: Trossard
Arbitro Simon Hooper
Tarjetas amarillas
Pape Sarr (min. 26), Kai Havertz (min. 42), Myles Lewis-Skelly (min. 86), Gabriel (min. 91)
Empató el Liverpool, el líder, con el segundo, el Nottingham Forest; empató el Chelsea; y empató el City. La jornada 21º de la Premier más desconcertante de la última década fue un muestrario de la línea general. Se libró el Arsenal, que venció por tercera vez consecutiva al Tottenham en el derbi del norte de Londres. El 2-1 elevó al equipo a la segunda posición de la tabla. Con 43 puntos, apenas le separan cuatro del Liverpool, que con 47 da síntomas de apagamiento tras una primera fase en la que solo perdió un partido.
La visita del Liverpool al campo del Forest, el martes, resultó en el previsible asalto al frontón. El Forest forma una de las líneas defensivas más apretadas y entusiasmadas de Inglaterra. Contra la reactividad de Murillo, Milenkovic, Aina, Yates y Anderson, el equipo de Arne Slot, el menos goleado del campeonato, reveló todas sus deficiencias imaginativas. Los ataques desembocaron en las bandas, en el centro a la olla, o en el tiro de media distancia, sin que Robertson elevara su trayectoria declinante, sin que Szoboszlai abandonase su pauta de jugador intermitente, sin que Gravenberch pidiera la pelota con la continuidad debida, y sin que Luis Díaz consiguiera engranar como falso nueve. El Liverpool no hizo fichajes el verano pasado. Son los mismos jugadores que la temporada pasada se desinflaron en primavera, con el título a mano. Los directivos del Arsenal lo saben. Lo sabe Arteta y sus jugadores. De ahí la furia conque celebraron el triunfo en el derbi.
El semblante de Arteta había adquirido un pálido amarillento y los ojos se le hundían en las cuencas negras. Parecía un Nosferatu cuando salió del túnel de vestuarios este miércoles para recibir a su colega Ange Postecoglou. El técnico vasco venía de sufrir tres golpes sucesivos: empate en Brighton en liga, eliminación en Copa de la Liga ante el Newcastle, y eliminación de Copa de Inglaterra ante el United. Todo sumado a la constatación de que su gran apuesta, Kai Havertz, aparecía a ojos de la hinchada y la directiva como el principal responsable de los problemas de la falta de gol del equipo, al tiempo que su mejor delantero centro, Gabriel Jesús, se rompía la rodilla y se inscribía en la lista de bajas hasta final de temporada. La visita del Tottenham servía como piedra de toque. La respuesta del equipo fue la mejor de las noticias para el Arsenal.
La presión asfixiante sobre Bissouma y Pape Sarr paralizó al Tottenham de entrada. El gol de Son, tras un córner, fue un espejismo más que una consecuencia del juego corrido. Entre Magalhaes, Partey, Odegaard y Trossard levantaron el partido. El 1-1 de Solanke en propia puerta, después de un córner cabeceado por Magalhaes en el segundo palo, hizo justicia al aluvión de fútbol del Arsenal. El 2-1 de Trossard, después de un robo de Partey en conjunto con Odegaard antes del descanso, resultó definitivo. El Arsenal dedicó la segunda mitad a gestionar la ventaja más que mantener la presión, y por poco perdió el control del partido. Como en Brighton, dio la impresión de que Arteta ordenó a sus jugadores rebajar el ritmo para evitar riesgos de contragolpe y la consecuencia fue exactamente la contraria a la buscada.
El Tottenham dispuso de demasiadas aproximaciones. Lo que no tuvo fue un delantero capaz de burlar a Gabriel Magalhaes. El brasileño es un acróbata de la marca, un espíritu contagioso, un hombre con una misión. Este miércoles ganó medio partido él solo.