Esta es la radiografía de la infraestructura escolar pública en Guatemala


El estado de la infraestructura escolar pública no es el más alentador. Hay cerca de 36 mil centros educativos y la mayoría necesita reparaciones. El informe Carencias sustanciales y necesidades reportadas por los centros educativos del sector oficial 2024 señala que el 48% tiene daño en los techos, el 58% necesita arreglar los baños, el 42% los pisos, el 55% las puertas y ventanas, entre otras intervenciones menores.  

Pero también hay escuelas a las que les falta servicios como agua entubada, del cual carece el 15%, mientras que el 60.2% no tiene drenajes, y el 24% carece de energía eléctrica.    

Debido a estas condiciones, las autoridades del Ministerio de Educación (Mineduc) anunciaron en febrero pasado el remozamiento de 4 mil establecimientos educativos en una primera fase que concluyí en abril pasado. El reporte es que van 4 mil 100 en proceso de remozamiento, cuyo avance físico está arriba del 90% y la inversión asciende a Q309 millones.

Hay una segunda etapa que abarcará 3 mil escuelas más en el próximo cuatrimestre, y según Francisco Sapón, Director de Planificación Educativa (Diplan), se tiene la disponibilidad financiera para cubrir estos trabajos.

Se prevé una tercera fase para llegar a los 10 mil centros educativos restaurados al final del año, pero se requieren alrededor de Q200 millones, que dependen de la ampliación presupuestaria que se discute en el Congreso de la República.

Es a través de las Organizaciones de Padres de Familia (OPF) que se realizan las reparaciones, y tienen hasta Q75 mil para hacer las mejoras en estos espacios. Su participación permite, según las autoridades, que la intervención sea más expedita, priorizando los casos más urgentes. Además, se han hecho alianzas con las alcaldías y actores locales que han colaborado con mano de obra y transporte para hacer las mejoras en las escuelas, según el director de Diplan.  

Los departamentos con mayor número de establecimientos remozados son Guatemala con 414, Quiché (381), San Marcos (347), Alta Verapaz (322) y Huehuetenango (295).

Sapón indica que, pese a que el Programa de mantenimiento de edificios escolares permite mejorar las escuelas con los remozamientos, no es suficiente para resolver “la crisis” de infraestructura que hay en el Sistema de Educación Pública, pues este únicamente les permite realizar reparaciones menores, las intervenciones mayores, así como la construcción de nuevos edificios, es atendida por la Unidad de Construcción de Edificios del Estado (UCEE) del Ministerio de Comunicaciones, Infraestructura y Vivienda.  

“No es la única dimensión que requiere atención por parte del Ministerio de Educación, pero esta parte está dignificando el espacio de aprendizaje de los estudiantes, y estamos preparándonos para un invierno copioso”, agrega el funcionario, pues con las lluvias peligran las escuelas que no tienen drenajes, condición en la que se encuentra el 60% y esto puede dar paso a socavamientos.

También preocupa los edificios escolares que se encuentran en áreas declaradas en riesgo por la Coordinadora Nacional para la Reducción de Desastres (Conred), por ello, se coordina con la UCEE “para priorizar, en la medida de la disponibilidad financiera, la atención de estos espacios en riesgo”, agrega.

En el proceso de remozamientos participan las OPFO, Sapón indica que estas tienen el acompañamiento técnico de supervisores del Mineduc y de especialistas en construcción para establecer la inversión de los trabajos, además de dar seguimiento a la ejecución del gasto y liquidación de los fondos.   

Ambiente digno

Debido a la suspensión de clases presenciales por la pandemia del covid-19, los edificios escolares se deterioraron al permanecer cerrados por cerca de tres años, y el regreso de los niños a las aulas urgió la necesidad de atender las malas condiciones de la infraestructura.

Según Sapón, en el tema de la calidad educativa se requiere de condiciones básicas y fundamentales para que los estudiantes asimilen los conocimientos que se imparten en las aulas, pues un niño que esté expuesto a altas temperaturas en el salón de clases no tendrá la misma capacidad de atención que alguien que está en una condición climática óptima, “definitivamente eso afecta negativamente en el proceso de enseñanza-aprendizaje”.  

Ester Ortega, analista de Educación y exviceministra de Calidad Educativa, indica que mejorar el espacio físico escolar es importante, pues permite tener a los niños áreas dignas para estudiar. Sin embargo, es del criterio que el aprendizaje de los estudiantes obedece principalmente a la capacidad que tengan los docentes para enseñar.

“El aprendizaje no depende del lugar en donde uno está, es el docente el que hace la diferencia”, dice Ortega.

Lo ideal, refiere, es que los estudiantes lleguen a un espacio principalmente limpio, en donde se ponga prioridad al arreglo de los techos, de las puertas y ventanas, que las aulas tengan piso o torta de cemento, esto para evitar que el agua ingrese a los salones ahora que se acerca la temporada de lluvia.

Por otro lado, menciona que es importante que los centros educativos tengan sanitarios en buenas condiciones, pero de nada sirve si no tienen agua. Lo que sucede en muchas comunidades, según lo ha evidenciado Ortega, es que los maestros les dan permiso a los estudiantes para ir al baño a sus casas, a la hora del recreo.

“Está el problema de que hay chorros, hay lavamanos, hay pilas, pero no hay agua”, dice la analista. La falta de dicho servicio quedó expuesta con la pandemia, y fue en ese momento en que el tema cobró relevancia, pero debe mantener ese nivel de importancia, y para ello, es necesario que el Mineduc gestione con las municipalidades el abastecimiento del recurso, así como de la energía eléctrica.

Sin internet

El informe del Mineduc indica que solo uno de cada diez establecimientos del sector público tiene acceso a internet. Según el documento Marcando el rumbo, Educación y Tecnología 2023, desarrollado por el Centro de Investigaciones Económicas Nacionales (Cien), es “crucial la conectividad en las escuelas”.

No solo para que los recursos tecnológicos sean usados como herramienta pedagógica, sino también permite a los estudiantes lograr las competencias relacionados con las Tecnologías de la Información y las Comunicaciones (TIC), cada vez más demandadas en el mundo globalizado.



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