El Valencia fue incapaz de encontrarle las cosquillas a un Osasuna que brindaba por el empate. El equipo de Rubén Baraja, al menos, enganchó un segundo partido consecutivo sin perder y sin encajar un gol y suma cuatro puntos que le permiten respirar después de su nefasto arranque de Liga.
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Giorgi Mamardashvili, César Tárrega, Cristhian Mosquera, Thierry Correia (Dimitri Foulquier, min. 73), Jesús Vázquez, Enzo Barrenechea (Javi Guerra, min. 61), Diego López (Hugo Duro, min. 73), Pepelu, Luis Rioja, Dani Gómez (Sergi Canós, min. 84) y André Almeida (Fran Pérez, min. 61)
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Sergio Herrera, Jesús Areso, Enzo Boyomo, Jorge Herrando, Abel Bretones, Lucas Torró, Aimar Oroz (Rubén García, min. 62), Jon Moncayola (Pablo Ibáñez, min. 45), Moi Gómez, Raúl García (Ante Budimir, min. 62) y Rubén Peña (Bryan Zaragoza, min. 76)
Arbitro Miguel Ángel Ortiz Arias
Tarjetas amarillas
Cristhian Ibarguen (min. 46), Lucas Torró (min. 53), Vazquez Alcalde (min. 67), Jorge Herrando (min. 69), Ante Budimir (min. 89)
El conjunto blanquinegro tiene un problema en ataque. Atrás lo tiene bien resuelto con dos cabos gastadores, Tárrega (22 años y 1,94m) y Mosquera (20 años y 1,91m), que ya acumulan cinco partidos en la trinchera que cava Baraja cada día por delante de Mamardashvili. Pero arriba, sin Hugo Duro ni Rafa Mir —volvió a quedarse fuera de la convocatoria—, el equipo está perdido con un Dani Gómez sin remate ni juego sin balón. Es un Valencia demasiado mellado ofensivamente y, además, sin ese pase desequilibrante que pueda compensar la falta de colmillo.
Tuvo uno, solo uno, en los primeros 45 minutos, gracias a Luis Rioja, el extremo que se va afianzando en la banda izquierda. El murciano es un jugador imaginativo y vertical que en el tramo final de la primera parte realizó una larga internada que cerró con un gran pase que después desperdició Almeida. Ese es todo el peligro que hubo entre dos equipos incapaces de encontrar el camino al área.
Baraja ha encontrado una fórmula que refuerza aún más su defensa. La entrada de Barrenechea, en perjuicio de Hugo Guillamón, para vigilar las espaldas de Pepelu le ha venido bien para frenar la hemorragia defensiva, pero no termina de funcionar en la creación, pese a que el Valencia tuvo minutos de paciencia en los que supo buscar bien los espacios. Movió bien el balón, pero le fallaba el desenlace. O sencillamente, no tenía desenlace.
El Osasuna, un equipo construido por Braulio Vázquez, su director deportivo y padre de Jesús Vázquez, lateral zurdo del Valencia, empezó a dar señales en la segunda mitad de que no le incomodaba el empate. En sus dos salidas anteriores de esta temporada volvió con cero puntos y siete goles encajados. Baraja vio que necesitaba algo más y subió su apuesta en ataque con Javi Guerra y Fran Pérez. Justo antes del cambio, Dani Gómez se quedó a centímetros de dar la sorpresa.
Mestalla, otra vez con sus 40.000 fieles, rugió cuando vio entrar a Hugo Duro. Su goleador, un delantero que solo ha tardado 16 días en recuperarse de una lesión en el sóleo, fue recibido como un héroe, aunque tampoco logró poner a prueba a Sergio Herrera. Fueron dos equipos inofensivos incapaces de hacerse daño.