El grafiti de Muelle localizado en La Latina será protegido y se quedará donde está | Noticias de Madrid



Ha estado a punto de caer devorado por la piqueta, pero finalmente el último grafiti localizado del mítico artista callejero, poeta y músico Juan Carlos Argüello (1965-1995), más conocido como Muelle, será “protegido y restaurado” por la Comunidad de Madrid. La obra, según ha anunciado el Gobierno regional, se quedará en el edificio en el que ha aparecido, en el número 46 de la calle de Toledo, esquina a Cava Alta, en el barrio madrileño de La Latina, a petición de la propia comunidad de propietarios.

El grafiti de este icono de la Movida y pionero del arte urbano en España es una firma negra hecha con un trazo y a spray que afloró hace un par de semanas en el transcurso de unas obras de rehabilitación que se están acometiendo en este inmueble. Sin embargo, ya se conocía su existencia: emergió en 2013, al retirarse de la fachada una gran capa de anuncios publicitarios, hecho que fue documentado por el experto en arte urbano Guillermo de la Madrid, responsable de Madrid Street Project.

Los obreros, que iban a derribar el jueves pasado el muro en el que apareció el grafiti, que sigue semioculto bajo capas de pintura, le colocaron de forma temporal un acetato para que no se deteriore, tal y como pidió a la propiedad el concejal socialista Antonio Giraldo.

Además de esta, se conservan otras dos obras de Muelle en Madrid. Una de ellas está en la calle Montera y fue restaurada por la Escuela de Conservadores del Ayuntamiento en 2015 con técnicas de consolidación que evitan la disgregación del material de base de la pintura. La intervención costó apenas 780 euros. La otra ha aparecido también recientemente en la antigua cárcel de mujeres de Yeserías.

Esta obra se conserva peor, ya que en su día intentaron borrarla, por lo que ha perdido la mayor parte de sus colores originales ―verde y naranja―. Preguntada si también piensa proteger y restaurar también este grafiti, una portavoz de Cultura ha señalado este miércoles a este diario que la obra pertenece, como todo el recinto, al Ministerio del Interior. “Depende de ellos”, ha añadido, lo que deja la pelota en el tejado de Instituciones Penitenciarias, que ya mostró su total disposición a conservarla.

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Remebe, otro de los míticos grafiteros madrileños y heredero y defensor del legado de Muelle, considera “una buena noticia y una alegría” que la Comunidad haya decidido preservarla, el problema es que “no dicen cómo lo van a hacer y no es tan fácil”. “Si le ponen un cristal se llenaría de moho y si le colocan un acetato, igual, se llenaría de humedad y de arañas, se crearían ecosistemas que harían caerse la pintura”, reflexiona en conversación telefónica con este diario.

Otra dificultad añadida a la hora de preservar la pintada es la fragilidad de la fachada, con varias bajantes que pasan por detrás de la pintada. “La pared está que se cae a cachos y la firma está parcialmente cubierta de pintura. Al retirarla se la pueden llevar por delante”, subraya Remebe. Otro peligro es que “está en un lugar de paso, en un local, por lo que estará a merced de que pase cualquiera y la tape [firme encima] o ponga carteles”.

De momento, la Comunidad no ha aclarado a este diario cuándo va a proceder a la restauración ni qué técnicas se van a emplear para ello. Tampoco ha detallado si, cuando asegura que protegerá la pintada, quiere decir que la declarará Bien de Interés Cultural (BIC). En un comunicado, el consejero de Cultura, Mariano de Paco, se limita a resaltar “la rapidez y diligencia” con la que ha actuado su departamento en la defensa del patrimonio, que considera un “elemento clave” de la política y gestión cultural, “así como la receptividad y sensibilidad de los vecinos, conscientes del gran tesoro cultural hallado en la fachada de sus viviendas”.

En opinión de Remebe, el mejor amigo del hermano pequeño de Muelle, los esfuerzos “deberían centrarse en preservar la de la calle Montera”. Para empezar, “es el emblemático y está en un primer piso, por lo que nadie va a poder subir a destrozarlo”. También porque tiene más valor cultural, ya que es una pieza, una obra de mayor envergadura que una firma, más básica. Originariamente, era rojo y rosa, pero este último color ha derivado en blanco con el paso de los años. “Le dieron una manita, pero ahora mismo está dejado de la mano de Dios y cualquier día se va a caer”.

¿Por qué preservar las firmas de Muelle y no otras? “Lo primero porque fue el primer escritor de grafiti en Madrid y en España y, lo segundo, porque trascendió al mundo del grafiti”, responde este veterano grafitero, que también destaca “el contexto histórico” en el que surgió el fenómeno de Muelle. “Salíamos de la dictadura y estábamos en plena modernidad y trasgresión y, en ese contexto, Muelle trascendió el gratifi y se quedó en la memoria de todos los madrileños”.

Argüello, de cuya muerte a los 29 años a causa de un cáncer hace ya casi 30, comenzó a pintar en Campamento, el barrio donde nació y se crió, y pronto su firma, caracterizada por una flecha, inundó por todas las calles de la capital. El artista dio lugar al denominado graffiti autóctono madrileño o graffiti flechero. “Lo consideraba mi hermano mayor y un ejemplo a seguir”, recuerda Remebe, que aprendió de él tanto las técnicas de grafiti como música. “En Campamento en aquella época todos teníamos nuestra firmita y él era nuestro referente”, añade.

La casa Durán de Madrid subastó hace tres años un lote de 15 cuadros del artista, que se vendieron por 78.000 euros. El Estado compró uno por 3.000 euros, que cuelga del Museo de Arte Contemporáneo de la capital. Desde 2017, una calle lleva su nombre en el distrito de Latina.

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