El fascismo que nos habita


Aleph

El fascismo que nos habita

En las políticas fascistas, las nociones de igualdad y discriminación se confunden.

Cada vez hay menos líderes íntegros representando a la ciudadanía del mundo y más fascistas psicópatas liderando los destinos de la humanidad. Cuando en las páginas de la historia aparecen nombres como Milei, Bolsonaro, Orbán, Le Pen, Ortega, Trump, Putin, entre tantos más, definiendo el futuro de las próximas generaciones, a muchos nos sabe a una mala jugada del destino o del proceso evolutivo. Además, el fascismo se derrama fácil en los perros que operan para sus amos, como cuando Hitler era aclamado por las millonarias multitudes.

En las políticas fascistas, las nociones de igualdad y discriminación se confunden.

Jason Stanley, filósofo y profesor de Yale, dice en su libro Cómo funciona el fascismo: “En vez de ocuparse de la mejora de las instituciones democráticas para minimizar problemas como la corrupción, estos políticos nos hablan de mitos sobre un pasado glorioso y de una nación supuestamente castrada por los valores liberales. Y, en vez de buscar soluciones para aliviar nuestra inquietud, lo que pretenden es intensificarla para que cunda el pánico por la presencia de unas amenazas que ponen el peligro la ‘masculinidad’ y la ‘pureza’ del país, supuestamente derivadas del feminismo, los derechos de los gais y la inmigración. Lo que buscan con ello no es solucionar los problemas reales que tiene un país, sino que los ciudadanos pierdan de vista sus causas para poder ahondar en ellos y agravarlos. Porque la política fascista solo puede sobrevivir y prosperar en un estado de ansiedad y miedo constante”.

Stanley establece diferencia entre las políticas fascistas y los regímenes fascistas, y habla de las 10 tácticas fascistas que facilitan el acceso al poder: 1. Apelan a un pasado mítico y puro, trágicamente destruido. 2. Usan la propaganda política y con esa narrativa buscan generar, muy “naturalmente”, una política de división entre la población. 3. El antiintelectualismo. 4. La irrealidad. 5. La jerarquía. 6. El victimismo. 7. El orden público. 8. La ansiedad sexual. 9. Sodoma y Gomorra. Y el 10. Arbeit macht frei.

Pasemos lista a los guate-fascistas: 1. Expresan orgullo por la soberanía a la medida, la Conquista, la Independencia, la familia patriarcal y un “cómo estábamos de bien antes” en la finca. Un pasado glorioso, destruido por la globalización. Chequeado. 2. Emiten falsas acusaciones de corrupción contra sus enemigos, mientras participan en operaciones ilícitas. Chequeado. 3. Debilitan el debate público, atacando y desvirtuando la educación, el lenguaje y los conocimientos especializados. El punto de vista de la nación dominante está sobre el punto de vista de la ciencia. Por eso no les gusta la educación, y prefieren el poder y la identidad de tribu. Cruz y calavera para la “ideología de género”, la agenda 2030, la diversidad, los pueblos originarios y las feministas. Chequeado. 4. No ven el mundo como es, sino como son. Tienden a creer que solo están arriba los que se han ganado a pulso los privilegios. Es gente con poder que solo favorece a su sector, porque no es capaz de ver la película completa. Adoran las teorías conspiranoicas. Chequeado. 5. Hay un orden natural de poder y dominación, en donde ellos dominan y los otros han de ser dominados. A este delirio lo llaman “mito legitimador”. Chequeado.

6. En las políticas fascistas, las nociones de igualdad y discriminación se confunden. Un netcentero: “hasta una india cree que puede ocupar un cargo público, cuando hay tantos ladinos que pueden hacerlo, pero ahora son discriminados”. Chequeado. 7. Consideran que los “indios” o los “negros” solo por existir, atentan contra el orden público. Chequeado. 8. Sienten ansiedad porque los tradicionales roles asignados a hombres y mujeres, ricos y pobres, indios y ladinos se desmoronan. Chequeado. 9. Viven en función de una doble moral: de la puerta hacia afuera, pureza; de la puerta hacia adentro, lo que sea. Chequeado. 10. “No sé por qué tenemos que solucionarlo todo nosotros; son unos indios haraganes”, dicen desde sus aviones privados. Chequeado.



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