Es ya el tercer chupinazo pasado por agua en Pamplona. Diluvia desde este viernes por la noche por la noche y no son pocos los que esta madrugada se han despertado sobresaltados por los truenos. La lluvia no ha frenado a las y los pamplonicas que desde primera hora almuerzan para coger fuerzas. Hay quienes han optado por instalar las mesas en los porches y los más valientes han hecho un tetris para guarecerse en los pequeños repechos a las puertas de comercios y bancos. Pamplona ha despertado con calles mojadas y con la ilusión por las nubes. Han sido 366 días de espera, pero las mejores fiestas del mundo (para los locales y parte de los visitantes) ya están aquí. Subsuelo revisado, tejados controlados, cohetes preparados. Nada puede fallar.
La plaza consistorial está preparada para asumir la marea de personas que corearán aquello de “Pamploneses, pamplonesas, ¡viva San Fermín!, ¡Gora San Fermín!”. Una plaza que es algo así como el bolso de Mary Poppins. El 6 de julio se expande y nadie sabe cómo. Queda una pregunta en el aire: ¿Cuántas personas entran en la plaza del Ayuntamiento de Pamplona en el chupinazo? En pocos minutos lo comprobamos. De momento, una pista: se han contabilizado hasta 12 personas en un metro cuadrado. Calculen.
La plaza se expande y acoge a propios y extraños en un chupinazo que cae en sábado y que este año es más especial que nunca. Lo lanzan los Dantzaris de Pamplona –Duguna Iruñeko Dantzariak- que cumplen 75 años de trayectoria. Han emocionado y alegrado las calles de Pamplona interpretando los bailes tradicionales en las fechas más importantes de la ciudad y hoy es la ciudad quien les honra a ellos. Eso será al mediodía. A las 12 en punto.
Quedan pocos minutos para que estalle la gran fiesta, para que, una vez más, volvamos a abrazarnos, a bailar y a cantar por quienes un año más hemos llegado y, sobre todo, por quienes ya no están.
Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO