El Consejo Superior de Deportes (CSD) ha estimado este miércoles la medida cautelar urgente solicitada por el FC Barcelona y por los jugadores Dani Olmo y Pau Víctor. Ambos futbolistas, fuera de la lista para enfrentar al Athletic, podrán disputar la final de la Supercopa de España en Arabia Saudí si el Barça supera al cuadro de Ernesto Valverde. La decisión del CSD llegó a falta de una hora para que comience la competición en Yeda. La medida, en cualquier caso, es de carácter provisional hasta que se resuelva definitivamente el recurso presentado por el club y los futbolistas, suspende el Acuerdo de la Comisión de Seguimiento del Convenio de Coordinación RFEF-LaLiga, de fecha 4 de enero de 2025, y la cancelación de las licencias deportivas de los referidos jugadores. Se mantiene, de esta manera, la vigencia de las licencias de Olmo y Víctor hasta que se resuelva definitivamente el presente recurso.
La política rescata al Barcelona, sobre todo al presidente Joan Laporta, reprobado por LaLiga y la Federación, señalado por la oposición. “El Barça tiene que aprender que no se pueden repetir estas chapuzas”, se quejaban desde la entidad de Las Rozas. Los detractores de Laporta iban un paso más allá: pidieron la “dimisión” del presidente en una carta firmada por Los grupos, plataformas y asociaciones vinculadas al club azulgrana. Laporta, sin embargo, respira. Llevó su optimismo crónico hasta el CSD, después de la justicia le negara la cautelar en dos ocasiones y de que LaLiga borrara a Olmo y Víctor de la plantilla azulgrana, tras vencerse el plazo para que la entidad azulgrana regularizara su excedido fair-play económico el pasado 31 de diciembre.
Aunque Laporta contaba con la buena predisposición de LaLiga -ya lo había ayudado en las inscripciones de Iñigo Martínez en 2023 y del propio Olmo en 2024- y de la Federación -”Olmo es un patrimonio de España”, aseguraban desde Las Rozas, las constantes improvisaciones de la directiva azulgrana lo llevaron a una situación límete, hasta el punto de colmar la paciencia de la patronal, que después el fracaso de la operación de Barça Vision no quiso aprobar la venta de los asientos Vips hasta no recibir un recibo bancario; pero también de un vestuario cada vez más distanciado del modus operandi del club. “Si estuviera en otro club y viera esto, me pensaría si estar aquí”, dijo Raphinha. Era la voz del grupo, sobre todo la de Dani Olmo, enfadado por el trato que le había dispensado la entidad azulgrana desde que había cerrado su traspaso el pasado agosto.
Pero lo que el Barcelona no pudo resolver con LaLiga y la Federación, lo hizo a través del CSD. A favor de la entidad azulgrana una extensa presentación de 52 páginas y más de 60 documentos que lo acompañan. ¿El argumento de la defensa? El Barcelona señaló que a la Comisión de Seguimiento se le atribuyen exclusivamente las funciones de interpretación de la aplicación de las cláusulas del Convenio de Coordinación RFEF-LaLiga, vigilar el cumplimiento de lo pactado y promover cuantas otras actividades tiendan a la mayor eficacia del Convenio. Por lo tanto, cuestionaban que la Comisión de Seguimiento tuviera competencias para conceder o no conceder el visado previo ni la licencia definitiva de los jugadores de fútbol profesional, apreciando indicios de nulidad de pleno derecho en el Acuerdo de la Comisión de Seguimiento del Convenio de Coordinación RFEF-LaLiga.
En ese sentido, el CSD valoró que, según el artículo 27 de la Ley del Deporte, los deportistas profesionales tienen derecho “a una carrera deportiva conforme a sus potencialidades” y con todas las garantías y certidumbre. En estos momentos, el FC Barcelona y sus jugadores están inmersos en la Supercopa de España, primer título oficial de la temporada, de visibilidad y repercusión mundial y en el que solo participan los equipos que han tenido mejor rendimiento en las competiciones nacionales en el curso anterior. “Me enteré de lo de Pau y Dani en el autobús y se lo comuniqué al equipo. Son noticias muy buenas para nosotros”, explicó Hansi Flick. “En primer lugar, contento por los jugadores. Han sido días difíciles para ellos. Estamos satisfechos porque se nos ha hado la razón. Eso es lo importante”, completó Deco. Ninguno en el Barcelona tan eufórico como Laporta. Celebró la decisión del CSD con un corte de mangas, tras un sentido abrazo con Enric Masip.
“Es alucinante, es una medida provisional tomada por un órgano político. Estamos a 8 de enero, es alucinante. Nos piden hacer un esfuerzo por crecer, venir a un país lejos de nuestros aficionados y luego vivimos este esperpento”, se quejó Uriarte, presidente del Athletic. Fue justamente la presión de los otros clubes miembros lo que incomodaba tanto a LaLiga como a la Federación para no apoyar públicamente al Barça. El entuerto, entonces, lo salvó el CSD. Un conflicto deportivo, pero también económico para el Barcelona. La salida de Olmo -tenía una cláusula en la que quedaba libre y podía cobrar los seis años de contrato- hubiese generado un impacto negativo de cerca de 120 millones de euros para la entidad azulgrana. Una situación que no era ajena para el CSD, que consideró que la no adopción de esta medida cautelar causaría un perjuicio económico y deportivo grave para el club y, sobre todo, para los futbolistas. Esto podría dañar también los intereses de la selección española, así como del resto de las competiciones nacionales, incluida LaLiga. Por último, el CSD subraya que este pronunciamiento no supone prejuzgar las cuestiones de fondo planteadas en el recurso.