Desde 2017 la vacunación contra sarampión no alcanza el 95% de cobertura


En lo que concierne al contagio del sarampión, Guatemala es un país calificado como de alto riesgo, y la principal razón es la baja cobertura de vacunación que hay contra la enfermedad en la población infantil, como indica el infectólogo Herberth Maldonado, vicepresidente de la Asociación Guatemalteca de Enfermedades Infecciosas (AGEI).

Según el tablero de Cobertura de vacunas de esquema regular del Ministerio de Salud, desde el 2017 no se logra el ideal 95 por ciento de niños menores de cinco años vacunados para lograr la llamada inmunidad de rebaño.

Las bajas coberturas causan preocupación ante la alerta del caso de un migrante turco con sarampión que fue detectado en Guanajuato, México, el pasado 20 de mayo, y que entre el 12 y 15 de mayo estuvo de paso en Guatemala; ingresó por la frontera de Zacapa y Chiquimula.

Según César Conde, viceministro de Regulación, Vigilancia y Control de la Salud del Ministerio de Salud, es poco probable que en su tránsito por el país haya contagiado a un guatemalteco, por los cálculos de epidemiología en cuanto a los períodos de incubación y de infectividad del virus.

Maldonado coincide en que no pareciera haber un riesgo de que el joven turco haya propagado la enfermedad en el país; sin embargo, este caso permite identificar cuán preparado está el país en reaccionar ante un posible brote.

Guatemala activó una alerta de sarampión desde marzo pasado, por el riesgo de la introducción de algún caso al territorio nacional, alarma que también se ha encendido en otros países.

“Los factores que más nos preocupan son los casos importados. Nos pone en un área vulnerable porque somos zona de migración, y una persona podría en algún momento traer el virus”, dice el infectólogo.

Añade que las bajas coberturas de vacunación suman cada año individuos susceptibles a enfermar. Ese “bolsón” de niños que no han sido alcanzado con la vacuna contra el sarampión se estima que sobrepasa los 100 mil.  

Descenso dramático

Conde señala como “preocupante” que en los últimos años los niveles de vacunación, sobre todo contra el sarampión, rubeola y paperas, hayan descendido de “manera dramática”.

Son dos dosis las que los niños deben de recibir para estar protegidos contra la enfermedad, sin embargo, el viceministro dice que la cobertura de la primera oscila entre el 65% y 70%, mientras que el refuerzo llega al 60%, cuando el nivel en ambos casos debería estar en el 95%, como lo recomienda la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Los departamentos con el más bajo alcance de menores de cinco años vacunados en el país son Alta Verapaz y Huehuetenango, como detalla el funcionario, lo que mantiene a esta población infantil en muy alto riesgo ante cualquier brote.

Además, de enfermar, el sarampión tiene la capacidad de borrar el sistema inmunológico de los niños, es decir, que la protección de las otras vacunas que se haya ganado se elimina y se abre la puerta para otras infecciones, que pueden enfermar y matar.  

Si algún niño no tiene las vacunas contra el sarampión o solo tienen una dosis, deberá completar su esquema, es la recomendación de Conde y de Maldonado.

La población entre 7 y 15 años que no ha sido vacunada puede recibir las dos dosis, con un mes de diferencia entre el primer y segundo pinchón, según los Lineamientos técnicos de vacunación para la red de establecimientos públicos de Guatemala.

El Ministerio de Salud prepara para agosto próximo una campaña para poner al día el esquema contra el sarampión en la población infantil.  

Los síntomas de la enfermedad son fiebre, malestar general, ronchas con manchas y puntos rojos y se extiende del tórax al resto del cuerpo, de tener alguna manifestación similar es importante acudir a un servicio de salud para ser evaluado.

“La única forma de protegernos de estas enfermedades tan terribles es a través de la vacunación”, dice Conde.



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