Construyamos medios públicos independientes y relevantes



El Ejecutivo politizó al extremo los medios de comunicación estatales (Sinart) y usó su agencia de publicidad para canalizar pauta institucional hacia los privados afines o complacientes. Así lo documenta el informe de mayoría rendido por la comisión legislativa que investigó el asunto durante nueve meses.

Sus hallazgos no sorprenden. La normativa del Sinart carece de adecuadas salvaguardas para impedir su manipulación desde el poder, tanto en la dimensión editorial como publicitaria. El gobierno detectó la oportunidad, potenció los portillos existentes y se produjeron los excesos que primero reveló la prensa independiente y luego los diputados.

¿Qué hacer? Esta es la gran pregunta. Exponer la trama, como ocurrió, es indispensable, lo mismo que denunciar ante la Fiscalía los actos que puedan constituir posibles delitos. Pero esto no toca el tema de fondo: la crónica disfuncionalidad del Sinart. Por esto, se impone una transformación total de su gobernanza. No basta con diseñarla para evitar anomalías o tropelías; más importante aún es estructurar y gestionar un sistema de medios públicos independiente, robusto, profesional y sostenible. ¿La meta? Que se convierta en instrumento para fomentar la educación y la cultura, divulgar información de calidad, elevar el debate público y ser espejo de nuestra diversidad.

Para emprender la tarea, hay que construir cuatro pilares mínimos. Primero, la creación de un ente totalmente autónomo, con directiva ajena a la influencia gubernamental; segundo, un financiamiento transparente, sea por cánones, tasas, partidas del presupuesto u otras vías con adecuado escrutinio público; tercero, códigos de conducta profesional y ética para guiar la gestión del contenido, con balance, equidad, precisión y rigor; cuarto, supervisión externa rigurosa, pero no intrusiva.

Las democracias más maduras de Europa han desarrollado exitosas fórmulas. Allí están, por ejemplo, la BBC, la Deutsche Welle, la Radio y Televisión Francesa y la Española. Es cuestión de adaptarlas a nuestra realidad.

Ninguna es perfecta, pero todas realizan importantes aportes. En medio de la desinformación, irrelevancia y precariedad que imperan en tantos ámbitos de nuestro ecosistema mediático, la tarea debe emprenderse sin dilación. Gratis no será; indispensable, sí.

Correo: [email protected]

Twitter: @eduardoulibarr1

El autor es periodista y analista.

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