así se diseñan y construyen estructuras que se clavan a 3 metros de profundidad en el lecho marino


“¿Te has parado a pensar qué clase de mente idea estos juegos?”, preguntaba en directo Jorge Javier Vázquez, viendo a los concursantes de Supervivientes, Miri, Kiko, Gorka, Aurah, Arkano, Pedro y Rubén colgando como koalas de unas cuerdas a un par de metros sobre el agua. “Uy, lo conozco”, respondía la presentadora en la isla, Laura Madrueño. Y es que los responsables estaban a apenas unos metros. 

Aquí el suelo del taller es de arena blanca y final. El techo no es de chapa, ni uralita, está hecho de hojas redondas y de un verde exótico que dejan pasar rayos de sol atenuado. Y es que éste no es un taller cualquiera, es el casi mágico lugar donde se construyen, montan e instalan los ingenios en los que los concursantes de Supervivientes (Telecinco) realizan sus juegos de recompensa o líder. 

20minutos ha llegado hasta Honduras, al paradisiaco rincón que forma el archipiélago de los Cayos Cochinos, donde se graba y emite el reality de aventura y supervivencia. Allí, hemos podido ver, in situ, el taller de juegos de Supervivientes. 


El calor de Madrid a finales de mayo no nos había preparado para la bofetada húmeda con que nos recibe Honduras. El aeropuerto de San Pedro Soula es pequeño, populoso, con ese caos despreocupado pero funcional que caracteriza a la forma de hacer las cosas en Centroamérica y que es parte de su encanto, si logras deshacerte del corsé europeo.

No es baladí, se trata en ocasiones de enormes estructuras de varios metros de altura, como la Noria infernal, el Desafío al sol u Orfeo y la lira

Su construcción se hace en dos fases. Junto al hotel Palma Real, base de operaciones del reality en La Ceiba, hay un primer taller, donde se preparan los materiales: se cortan grandes troncos, listones, tablas… y se sueldan las estructuras metálicas necesarias. 

Todo eso se traslada en grades barcas, con hasta 1.000 kilos a la vez, hasta Cayo Menor, donde en ‘Playa juegos’ hay un segundo taller. Allí se ensamblan las estructuras y se rematan, por ejemplo, pintándolas, con una pintura con base de agua y respetuosa con el medio ambiente. 

Después, los pilotes que sostendrán las estructuras se clavan en el lecho marino, en ocasiones hasta a 3 metros de profundidad, dependiendo del tamaño y estabilidad que requieran. Tal es la preocupación por la seguridad de los concursantes que en una ocasión faltaron 17 centímetros de profundidad en una estructura y se movió de lugar solo por lograr el máximo agarre. 

Tras decenas de ediciones, más si contamos con que la edición italiana comparte taller, espacio y algunos juegos con la española, existe un catálogo, literalmente un catálogo, de juegos de Supervivientes. Un menú que haría las delicias de cualquier aficionado a los parques temáticos de aventura. 

Con un mes de antelación los juegos comienzan a planearse y construirse. Un ingeniero jefe y un director de arte trabajan codo con codo para crear las estructuras donde los concursantes se ganarán a pulso su premio. No lo harán de cualquier manera. Las estructuras se montan teniendo en cuenta el recorrido del sol y su ocaso, de forma que los concursantes siempre tengan la luz de cara y se vea lo mejor posible en las casas. Además, siempre se procura que la mítica Cayo Paloma aparezca de fondo, pues es todo un emblema de Supervivientes

Supervivientes colabora muy estrechamente con la Fundación Cayos Cochinos, una entidad encargada de velar por la conservación de este parque natural protegido, por lo que todo lo que se hace en este programa tiene un halo de conservación y ecología, además de tener muy presentes a las seis comunidades indígenas garífunas que viven en los cayos. 

Así, cuando al final de la temporada las maderas, postes, travesaños y vigas ya no sirven para el concurso, se donan a las comunidades cercanas, como a la de Sambo Creek, una pequeña villa Garífuna de los Cayos, donde se está construyendo una nueva escuela con el material reciclado del reality

Los juegos más pequeños o que requieren de condiciones controladas (porque por ejemplo son de equilibrio y el viento podría afectarles) se montan bajo el pequeño bosquecillo que hay en la playa de los juegos, anexa a la muy famosa Palapa y, al otro extremo, a la más que vista roca negra. 

“Son unos máquinas, lo montan todo en horas”, explica uno de los ayudantes de dirección que nos muestra el taller. Lo vemos en directo: andamios sumergidos permiten montar las estructuras, que con un gran número de técnicos y obreros, se ponen en pie y se fijan al fondo. 

“Cuando acabamos el equipo de limpieza pasa y deja todo perfectamente limpio”, nos cuenta María, miembro del equipo de producción del programa. De hecho, cuando una playa deja de usarse, tres inspectores de la Fundación de los Cayos Cochinos pasan por allí y comprueban que todo ha quedado como antes del reality: cero impacto en el entorno. Una foto con un apretón de manos sirve de certificación de que así ha sido. 

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