Arañazo de Julián Alvarez para ganar al Celta | Fútbol | Deportes


La mejor versión de Oblak que hacía tiempo que no se veía y la intuición ratonera de Julián Alvarez le dieron al Atlético un triunfo ante un Celta que fue mejor durante casi todo el partido. De un cuarto de hora final más entonado sacaron los rojiblancos petróleo. La victoria tuvo el molde clásico del cholismo. La portería a cero, poco juego y una puntería certera para concretar sobre la bocina una de las dos ocasiones que generó en todo el partido.

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Vicente Guaita, Carl Starfelt, Javier Manquillo (Javi Rodríguez, min. 69), Marcos Alonso, Hugo Álvarez, Hugo Sotelo (Damián Rodríguez, min. 83), Sergio Carreira, Fran Beltrán, Borja Iglesias (Tasos Douvikas, min. 75), Williot Swedberg (Alfon González, min. 69) y Iago Aspas (Ilaix Moriba, min. 83)

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Jan Oblak, José Giménez, Nahuel Molina (Ángel Correa, min. 83), Robin Le Normand, Reinildo, Marcos Llorente, Conor Gallagher, Koke (Julián Alvarez, min. 53), Giuliano Simeone (Rodrigo Riquelme, min. 64), Alexander Sørloth (Rodrigo De Paul, min. 64) y Antoine Griezmann

Goles
0-1 min. 89: Julián Álvarez

Arbitro Victor García Verdura

Tarjetas amarillas
Carl Starfelt (min. 32), Reinildo Mandava (min. 37), Giménez (min. 75), Javi Rodríguez (min. 91)

En la búsqueda de un equipo que le funcione, Simeone apostó por su hijo Giuliano, delantero de raza al que hizo ocupar el carril izquierdo en su primera titularidad. Como tantos otros jugadores, su vástago tampoco se libra de mutar de su posición natural. Como carrilero fue intrascendente en ataque y en defensa se vio exigido por Carreira y por Manquillo. Por ese costado el Celta intuyó que podía encontrar agujeros y lo trabajó siempre que pudo. Tampoco tuvo profundidad el Atlético en la derecha. Otra oportunidad tuvo Molina y otro partido en el que no terminó de encontrarse salvo alguna incorporación en el tramo final, en el que hubo una mejoría generalizada.

Transmitió el Celta la sensación de ser un equipo más cohesionado que el Atlético. Con el plan más claro a partir de la clarividencia de Fran Beltrán, Hugo Sotelo y Swedberg. Un jugador imaginativo el sueco para engrasar el juego y conectar con Iago Aspas y Borja Iglesias. Éste protagonizó un intenso duelo de choques y golpes con Reinildo. Sin inquietar a Oblak lograba el equipo de Giráldez evidenciar las malas señales que ha emitido el Atlético en los últimos partidos de Liga. Sus rivales juegan mejor con la pelota. De nuevo, fueron los rojiblancos un equipo inconexo en el que es complejo que sus futbolistas expresen sus mejores virtudes. Hubo muy poco de Griezmann por más que se fuera a la derecha en el primer tiempo para desde allí intentar generar algo de juego. Tampoco había ocasión para que Gallagher luciera su capacidad para asomarse al balcón del área. Y sin la citada profundidad tampoco había oportunidad para que Sorloth se impusiera en el área con centros laterales. En los pocos balones que le llegaron, Starfelt se lo comió.

Es preocupante esa falta de fútbol en el Atlético, que veía cómo el Celta se había hecho con el control del partido y no era capaz de arrebatárselo. Una buena combinación entre Carreira, Manquillo y Borja Iglesias acabó con una dejada de éste a Iago Aspas. El derechazo del capitán celeste fue dañino. Raso y al rincón, tras pasar la pelota por un bosque de piernas, Oblak protagonizó una parada que revivió al portero milagrero al que se le echaban de menos ese tipo de intervenciones. El esloveno llegó a la base del poste con la manopla para desviar el venenoso disparo de Aspas. La jugada certificó la superioridad del Celta en otro primer tiempo para olvidar del Atlético.

Otro partido para rectificarlo tras el descanso. Simeone lo hizo sentando a Koke para dar entrada a Julián Alvarez. De nuevo, como en Vallecas, coincidían Sorloth, La Araña y Griezmann. Con todo, fue el Celta el que pudo abrir el marcador. Oblak sacó un cabezazo a bocajarro de Borja Iglesias tras una buena jugada ligada de izquierda a derecha. No mejoraba el Atlético y Simeone siguió moviendo piezas a la búsqueda de un triunfo necesario para no quedar descolgado del Barcelona con el derbi del domingo a las puertas. Entraron De Paul, Riquelme y Correa, y le dieron otro aire al equipo, aunque Oblak viera cómo Douvikas le remataba alto un balón franco en la frontal del área. Riquelme provocó que Guaita tuviera que intervenir por primera vez a falta de 10 minutos. Fue la señal de que estaban ya más volcados los rojiblancos en el campo del Celta. Griezmann sacó brilló a su bota izquierda para poner una rosca que pescó en el último minuto la intuición de Julián Alvarez en el segundo palo para empezar a justificar su fichaje.

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