Aportaciones a la carbononeutralidad | La Nación


En los últimos años, las autoridades ambientales perdieron el norte en el cumplimiento de los objetivos contra el cambio climático, contenidos en el Acuerdo de París, pactados con el fin de revertir o limitar el aumento de la temperatura a 1,5 grados Celsius por encima de los niveles preindustriales.

Coincido con lo expuesto por Jorge Woodbridge el 14 de febrero en La Nación. La carbononeutralidad, según el reglamento europeo, se alcanza cuando se emite una cantidad de dióxido de carbono a la atmósfera y se retira proporcionalmente por distintas vías, dejando un balance de cero, también denominado huella de carbono cero.

La absorción de gases de efecto invernadero (GEI) se consigue a través de sumideros de carbono en cualquier sistema natural o artificial que absorbe más de lo que se lanza.

Los sumideros naturales de carbono son el suelo, los bosques y los océanos, un trío que contribuye a reducir la cantidad de contaminación en el aire.

En términos prácticos, el Programa País de Carbono Neutralidad (PPCN) promueve un mecanismo voluntario para que organizaciones públicas y privadas, comunidades y organizaciones de eventos en el reporte de los GEI demuestren la reducción, las remociones y la compensación de emisiones.

Lamentablemente, esta fundamental iniciativa se ha ido desvaneciendo en los últimos años y actualmente nadie reporta el cumplimiento de las metas del Acuerdo de París, y menos el seguimiento de las emisiones de GEI en Costa Rica.

No obstante, un buen ejemplo es la información de las 850 sedes o comités locales participantes en la categoría de cambio climático del Programa Bandera Azul Ecológica (PBAE), liderada por el Grupo ICE, cuyos reportes son las siguientes reducciones:

1. Gasolina, diésel, gas LP y búnker de 5.174.075 litros al año, lo cual equivale a 12.169 toneladas de dióxido de carbono no enviadas a la atmósfera y un ahorro de ¢3.346 millones o casi $6 millones.

2. La reducción en el consumo de energía eléctrica de 48.461.518 kWh al año, para un total de 2.587,85 emisiones evitadas y un ahorro de ¢5.220 millones o $9 millones. Este ahorro equivale a brindar energía eléctrica durante un año a 16.154 hogares.

3. Con respecto a la reducción del consumo de agua de cañería, se ahorraron 1.358.055 metros cúbicos, para ¢2.220 millones, es decir, un ahorro equivalente a $3,7 millones.

4. La reducción lograda durante el año, con un consumo de 100 litros diarios de 36,5 metros cúbicos anuales per cápita representan 37.207 personas.

5. Por su parte, el ahorro por la reducción en el consumo de papel fue de 368.881,37 resmas, para un ahorro de ¢1.512 millones o $2,5 millones, lo cual es equivalente a 18.075 árboles salvados. Además, con los viveros del Grupo ICE se plantaron 101.310 árboles.

En total las emisiones de GEI evitadas a la atmósfera ascienden a 17.750 toneladas de dióxido de carbono equivalente.

Como se observa, ¡sí, se puede!, siempre y cuando exista voluntad de contribuir al bienestar ambiental, por lo que recomiendo seguir los buenos ejemplos.

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El autor es microbiólogo y salubrista público, director del Laboratorio Nacional de Aguas del Instituto Costarricense de Acueductos y Alcantarillados (AyA).

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