Estados Unidos frenó el envío de 3.500 bombas a Israel para evitar su uso en Rafah | Internacional



Estados Unidos frenó la semana pasada el envío a Israel de 3.500 bombas, preocupado por su posible uso en Rafah, la zona más meridional de Gaza, donde viven 1,5 millones de desplazados que llegaron de otras zonas del enclave palestino, según informaron fuentes de la Administración a diversos medios estadounidenses. El cargamento retenido incluía 1.800 bombas de unos 900 kilos de peso y 1.700 bombas de unos 225 kilos, según AP. La preocupación de Estados Unidos se centraba en los explosivos de mayor tamaño y en cómo podrían utilizarse en un entorno urbano denso.

El Gobierno de Joe Biden ha pedido a Israel que no lanza una ofensiva terrestre a gran escala sobre Rafah y también ha advertido al Gobierno de Benjamin Netanyahu que la nueva ofensiva terrestre que hacerlo puede tener consecuencias en las relaciones entre Washington y Jerusalén. Estados Unidos ha proporcionado históricamente enormes cantidades de ayuda militar a Israel y sigue siendo a día de hoy su principal aliado.

La interrupción del envío de municiones es un síntoma claro del creciente distanciamiento entre el gobierno del primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, y la administración del presidente Joe Biden, que ha pedido a Israel que haga mucho más para proteger la vida de los civiles inocentes de Gaza, pero reiterando a la vez su apoyo “férreo” a Israel. “Mi compromiso con la seguridad del pueblo judío, la seguridad de Israel y su derecho a existir como Estado judío independiente es férreo, incluso cuando no estamos de acuerdo”, dijo este martes en un acto en el Capitolio en recuerdo de las víctimas del Holocausto.

La noticia de la paralización del envío de bombas a Israel se conoció el pasado fin de semana a través del digital Axios y de otros medios, pero sin que trascendiesen muchos detalles. La paralización del envío de bombas es una medida temporal, ya que no se ha tomado ninguna determinación final sobre si se procederá a su entrega más adelante, según han señalado fuentes estadounidenses.

El Gobierno de Estados Unidos se ha pronunciado en varias ocasiones en contra de la anunciada invasión de Rafah y ha pedido un plan integral para proteger al más de un millón de civiles refugiados en esa ciudad. El objetivo de la Casa Blanca es evitar una expansión del desastre humanitario que vive Gaza a causa de la guerra declarada por Israel contra Hamás tras el ataque perpetrado el 7 de octubre pasado por ese movimiento islamista en territorio israelí.

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Las fuerzas militares israelíes tomaron este martes el control del cruce fronterizo de Rafah con Egipto y cortaron el paso de personas y mercancías, mientras seguían bombardeando la zona. El portavoz del Departamento de Estado de EE UU, Matt Miller, dijo este martes que esas acciones militares por ahora parecen “una operación limitada”, aunque hay que ver los pasos siguientes para saber su alcance. “Han dicho, creo que con bastante claridad, que no es ningún secreto que quieren llevar a cabo una operación militar importante allí. Hemos dejado claro que nos oponemos a tal operación”, agregó.

Más de 34.700 palestinos han muerto y más de 78.000 han resultado heridos en Gaza desde que, hace siete meses, Israel declaró la guerra a Hamás, a raíz de un ataque por sorpresa en territorio israelí por parte de esa organización considerada terrorista por Estados Unidos y la Unión Europea. El ataque del 7 de octubre causó unos 1.200 muertos y además Hamás tomó como rehenes a unas 250 personas, de las cuales se cree que siguen con vida y en su poder menos de 100.

En El Cairo, las cinco delegaciones que participaron este martes en las conversaciones de alto el fuego ―Hamás, Israel, Estados Unidos, Egipto y Qatar― reaccionaron positivamente a la reanudación de las negociaciones este miércoles. El director de la CIA, Bill Burns, viajará de El Cairo a Israel para reunirse con el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu.

Israel declaró el lunes que la propuesta de tres fases de alto el fuego aprobada por Hamás era inaceptable porque las condiciones se habían suavizado. Según funcionarios de la milicia palestina, el plan incluía una primera fase con un alto el fuego de seis semanas, una afluencia de ayuda a Gaza, el regreso de 33 rehenes israelíes, vivos o muertos, y la liberación por parte de Israel de 30 niños y mujeres palestinos por cada rehén israelí liberado.

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