Al entrar en la página web de Viagen, una de las empresas de clonación de mascotas, se ve la frase: “amor duradero, el líder mundial en clonación de los animales que amamos”.
De esta manera venden el servicio que se ha popularizado en los últimos años entre personas de alto poder adquisitivo.
Desde Viagen y Perpetuate, otra de las compañías especializadas en esta temática, indican que el animal que se quiere clonar debe estar vivo a la hora de extraerle las células que son luego preservadas en laboratorio.
Para la clonación, se inyecta un núcleo celular del animal en un óvulo de donante al que se le extrae su material genético.
Luego se hace crecer al óvulo en el laboratorio hasta que se convierte en un embrión que se implanta en el útero de una madre sustituta que da a luz a un cachorro clonado.
Las mascotas son genéticamente idénticas, pero no significa que tengan el mismo comportamiento y tampoco el mismo color que el animal original.
Viagen cobra 50.000 dólares por clonar un perro, 30.000 por un gato y 85.000 por un caballo.
Famosos como Bárbara Streisand o Paris Hilton figuran en la lista de personas que han clonado a sus mascotas, un procedimiento que no está exento de polémica.
Un informe de la Universidad de Columbia en Nueva York en 2018 situó la tasa de éxito en solo el 20%. Esto significa que se necesitan numerosas madres sustitutas para distintos intentos.