‘Me dijo que lo dejara, que no iba a pasar nada’, dice una de las seis denunciantes de violación en Cóbano


El hombre, entonces de 26 años, mantenía una relación impropia con una menor de edad de 13 años que era amiga de Emilia. El día que Emilia lo conoció, el sujeto les ofreció licor a ambas y, luego –según la denuncia presentada después– las violó a las dos.

Emilia, nombre ficticio para proteger su identidad, es una de las seis mujeres que enfrentan a Picado en un juicio por violación que empezó esta semana en el Tribunal Penal de Puntarenas.

Además de esta muchacha, hoy mayor de edad, lo acusaron cuatro turistas británicas y una argentina residente en nuestro país.

En una entrevista con La Nación, Emilia describe al acusado como una persona peligrosa; dice que cuando se lo presentó su amiga, esta le decía que era un “hombre malo”.

Picado, oriundo de San Ramón, en Alajuela, se había trasladado a vivir a Santa Teresa hacía varios años y no tenía oficio conocido, aunque en su Facebook se presentaba como profesor de surf.

La tarde en que ocurrieron los hechos, Emilia estaba con su amiga en casa de esta. No había nadie más.

“Él (Picado Ramírez) llegó tipo 4 p. m., nos preguntó si queríamos tomar algo y ahí fue donde me lo presentó, porque yo no lo conocía. Trajo un litro de guaro, un jugo de naranja. Nos comenzó a servir unos tragos a ambas y no recuerdo si él estaba tomando.

“Ya un poquito más de noche yo estaba más mareada por el efecto del alcohol y no me sentía bien, pero en todo momento estuve consciente”, recordó Emilia.

En un momento, su amiga se fue al baño y ella se fue hacia la cocina. Picado la siguió y empezó a forcejear diciéndole que estuviera tranquila, “que lo dejara, que no me iba a pasar nada”.

Según Emilia, en al menos cinco ocasiones ella le dijo que no; sin embargo, el alcohol y el miedo la paralizaron, se quedó inmóvil.

Después de cometer el abuso, dice, Picado la sacó de la vivienda. Recuerda que corrieron hacia la playa, “a una parte abandonada”, después la llevó a la casa de unos amigos y, luego a un bar cercano a la playa.

El sujeto, de apellido Picado es oriundo de San Ramón de Alajuela. Quedó a la espera de medidas cautelares . Foto: Cortesía OIJ.

“Yo estaba mal, estaba llorando y en lo que él se va, yo me voy corriendo hacia donde los muchachos que estaban trabajando por ahí a pedirles ayuda y que necesitaba un teléfono para comunicarme con mi mamá y mis amigos”, afirmó.

Nadie respondió sus llamadas, así que las personas a quienes acudió la llevaron de Santa Teresa al centro de Cóbano, donde se topó con dos amigos que le ayudaron y le insistieron en que denunciara y en que hablara con su familia.

Al día siguiente, Emilia conversó con un hermano que la tranquilizó. Le dijo que debía ser fuerte y denunciar. Su pariente incluso trató de quitarle el miedo de que el sospechoso le hiciera daño a ella o a un familiar.

“Me dijo: ‘si no lo denuncia lo voy a tener que buscar, porque yo no voy a aceptar lo que él le hizo a usted’”, recuerda.

Su hermano y su madre la llevaron a la Fiscalía de Cóbano donde ella puso la denuncia.

Para el 6 de abril del 2022, Picado acumuló más denuncias en su historial por supuestos ataques a las cuatro turistas británicas y a la residente argentina.

Según la información proporcionada por la Policía Judicial, estas denunciantes tenían entre los 18 y los 24 años y se encontraban en el país de vacaciones o estudiando.

Estas violaciones habrían ocurrido en el baño de un bar en Santa Teresa, pero también se reportaron casos en fiestas clandestinas celebradas en época de pandemia en fincas de ese distrito de Puntarenas.

Los agentes del Organismo de Investigación Judicial (OIJ) de Cóbano realizaron pesquisas y vigilancias que culminaron en la detención del individuo el 8 de abril del 2022.

“En la investigación se logró determinar que se presentaba en un bar de la localidad de Santa Teresa y, mediante amenazas y violencia, abusaba de sus víctimas en los baños del local”, informó la Policía Judicial en aquella época.

En aquel mes, grupos feministas de Santa Teresa llevaron a cabo manifestaciones exigiendo mayor seguridad para las mujeres que visitaban la comunidad, especialmente después de saberse que el Juzgado Penal de Puntarenas había dejado libre a Picado con medidas cautelares distintas a la prisión preventiva.

Walter Brenes, abogado de Emilia y dos de las turistas, informó a La Nación que el testimonio de su defendida se dio a puerta cerrada, sin acceso del público a la sala de juicio y lo mismo ocurrió con la declaración de la ciudadana argentina.

Cuatro mujeres del Reino Unido declararán la próxima semana desde el consulado costarricense en aquel país.

Durante el comienzo del debate, los jueces le otorgaron la oportunidad a Picado de que rindiera alguna declaración; sin embargo, se acogió a su derecho constitucional y se abstuvo.

La causa en la que figura la amiga de Emilia como víctima se sigue en un procedimiento aparte.

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