Míchel cumple su promesa y Stuani es titular y capitán en el estreno cruel del Girona en Champions | Fútbol | Deportes



Si hay un jugador que simboliza la historia moderna del Girona es Cristhian Stuani. El delantero uruguayo fichó por la entidad blanquirroja en el verano de 2017, en la primera temporada del club en Primera. Tras el descenso, aguantó los tres cursos que el equipo estuvo en Segunda —de la 2019-2020 a la 2021-2022—, en donde logró dos veces ser pichichi, y en su regreso a la Liga fue fundamental desde el banquillo —nueve goles— para que el conjunto se clasificara hace unos meses para la Champions. El pasado 31 de marzo, después de que Stuani marcara en el tiempo añadido el tanto de la victoria contra el Betis, Míchel, el entrenador, le hizo una promesa: “Llevará el brazalete de capitán el día del debut del Girona en Europa”. Esta noche, en la derrota cruel ante el PSG en el Parque de los Príncipes de París, el técnico vallecano cumplió con su palabra. El uruguayo, a sus 37 años, fue titular, lució el brazalete y se convirtió en el segundo jugador de campo más veterano en debutar en la Liga de Campeones con un club que hace solo dos años estaba en Segunda y que en la temporada 2006-2007 aún militaba en Tercera División.

La titularidad fue una suerte de reconocimiento y de premio para la trayectoria de Stuani, un ídolo del Girona, un club que ha evolucionado estos años de la mano del City Football Group —en 2017 se hizo con el 47% de la propiedad— y de Míchel, el técnico que subió a los blanquirrojos de Segunda en 2022 y que el pasado mayo los clasificó para la Champions.

El delantero se sacrificó de carrera en carrera en el primer tramo del partido. Mientras el PSG de Luis Enrique monopolizaba la posesión y ahogaba con la presión al Girona, Stuani se encargó de formar con Van de Beek la línea más adelantada del 4-4-2 con el que los de Míchel formaban en defensa. Hasta el minuto 23 no tocó su primer balón. Fue en un robo a Dembélé casi a la altura de la esquina izquierda del área del Girona. El uruguayo llegó desde atrás, sin que el extremo francés lo viese, y se lanzó al suelo para rebañarle la pelota y dársela a un compañero. Un instante después, volvió a recibir y fue derribado en falta por Zaire-Emery.

Fueron sus primeras contribuciones al formidable debut del Girona en Champions, que terminó de la manera más amarga, con una pifia en el minuto 90 de Gazzaniga, el portero que había sostenido a los blanquirrojos con varias estiradas fantásticas. “Se nos escapa el partido al final, pero tenemos que intentar quedarnos con todo lo bueno que ha hecho el equipo, que ha sido mucho. Estoy muy orgulloso de cómo se han comportado mis compañeros, de cómo hemos dado la cara y de este debut en Champions, que nos vamos de vacío pero con grandes emociones”, dijo Stuani al acabar el encuentro a Movistar+.

En uno de los estadios más difíciles de Europa, ante un rival que ha ganado sus cinco partidos esta temporada, los de Míchel tuvieron varios tramos de control en los que encajonaron al PSG. La ocasión más clara del conjunto catalán la tuvo precisamente el uruguayo al comienzo de la segunda parte. El ariete cabeceó un centro de Miguel Gutiérrez, pero Safonov sacó una buena mano para desviar su remate picado.

Solo unos minutos después, Míchel decidió darle carrete a Portu y retirar a Stuani, el máximo goleador histórico del Girona con 133 goles, pero sobre todo un símbolo del equipo y la ciudad, el delantero querido por todos, el futbolista que rechazó ofertas de Arabia Saudí y de otros conjuntos europeos y prefirió quedarse con el equipo en Segunda y arrimar el hombro para sacarlo del pozo.

Stuani es un jugador importantísimo para Míchel, pero ya hace dos temporadas que asumió su rol de revulsivo en las segundas partes. En la 2022-2023 fue Taty Castellanos quien le quitó protagonismo, y el curso pasado ese papel lo ocupó Dovbyk, el máximo goleador de la Liga. Pero hoy, en el debut en Champions, el jugador que simboliza la historia moderna del Girona, que se quiere retirar del fútbol profesional como blanquirrojo, tuvo un papel desde el inicio, una recompensa a una trayectoria fabulosa en Montilivi: “Para mí era un partido soñado. Llevo mucho tiempo luchando por tener una oportunidad como esta, y la he conseguido con el club más importante de mi carrera. Entonces, el orgullo es doble, y también la satisfacción de haber podido llegar y no solo jugar, sino competir. Me quedo con una experiencia impresionante, que llegó quizá tarde, pero llegó”.



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