Para un prócer del contragolpe como Diego Pablo Simeone este nuevo fútbol de las transiciones rápidas y verticales es una especie de paraíso. Los números de las dos últimas temporadas son reveladores al respecto, 70 goles a favor en ambas, una cifra solo superada en la campaña 13-14, en la que Simeone conquistó su primera Liga.
Pocos pases y a ser posible que rompan líneas, un paradigma perfecto para un entrenador que suele decir que su equipo juega “para llevar el balón lo más rápido posible hasta el nueve o mi mejor jugador”. Ese mejor jugador es Antoine Griezmann, capaz, en sus mejores momentos, de generar ocasiones y marcar goles por igual. Las mismas virtudes de Julián Alvarez, el flamante fichaje que debutará esta noche en el Metropolitano ante el Girona (21.30, Movistar). Una prueba de altura para comprobar cómo resuelven Simeone y también ambos jugadores su acople. Alvarez ha jugado en el City partidos de un dominio absoluto de la pelota, con poco espacio para correr, y también ha tenido que desenvolverse en ese ida y vuelta tan frenético y tan propio de la Premier League.
Está por ver si predomina la búsqueda de Griezmann o de Alvarez, o de los dos por igual, como referentes ofensivos. Hasta ahora, Griezmann era la bandera indiscutible del proyecto del Atlético y Alvarez ha llegado con la idea del club y del propio entrenador de que tome ese relevo tarde o temprano. El entrenador observa diferencias entre la apuesta que fue João Félix y la que supone la de su compatriota, al que ya ha relacionado directamente con el ADN del Atlético.
En cualquier caso, Simeone tiene mimbres de sobra para ese edén que le supone el juego de transiciones vertiginosas para el que también emerge la duda de si se atreverá a alinear a la vez a Griezmann, Alvarez y Sorloth. Durante la pretemporada, en la cabeza del preparador argentino estaba el molde, en ataque, de una doble mediapunta con el argentino y el francés, y con Sorloth como cabeza de área. Sin embargo, sobre la titularidad del noruego ya planean las dudas después de que fuera sustituido por Correa en el descanso del partido ante el Villarreal tras marcar el gol del empate a dos. El noruego estuvo certero en el único balón que le llegó en condiciones. Simeone justificó su decisión en que había intervenido poco en el juego.
Cuanto menos, el cambio resultó extraño en un entrenador que en muchos de los partidos que pierde habla de contundencia y sobre la figura de Álvaro Morata revoloteaba entre el cuerpo técnico el comentario de que para marcar un gol necesitaba tres o cuatro ocasiones. Sorloth fue desactivado en La Cerámica sin concederle la ocasión de poder corregir al menos en el primer cuarto de hora del segundo tiempo esa falta de protagonismo en el juego de ataque. El cambio no le salió bien al Cholo porque bajó el suflé anímico de Sorloth como jugador fichado para hacer goles y el equipo se acható sin su presencia. Cumplir con el objetivo para el que se le ha fichado no fue suficiente para Sorloth en Vila-real.
Las pruebas que ha realizado el Cholo esta semana dejan al escandinavo en el banquillo para esta noche. Y las declaraciones de ayer del técnico tampoco apuntan a su titularidad. “No tengo dudas de que los futbolistas pueden combinar siempre. El tema es equilibrar, compensar, buscar que el equipo esté preparado para poder sostener las características de algunos futbolistas, pero me entusiasma a mí, más que a ninguno, una posibilidad de idea de Griezmann-Sorloth-Julián-Correa, Sorloth-Julián-Griezmann, Riquelme-Sorloth…”, explicó Simeone.
El equilibrio siempre ha sido una obsesión para Simeone, pero después de los 43 goles encajados la temporada pasada más todavía. El curso pasado frenó algo la sangría con el dibujo 5-4-1 en defensa. Sin embargo, la semana pasada ante el Villarreal afloró esa misma debilidad defensiva y la sensación de que al equipo le cuesta sostener esa manera de jugar. Resulta paradójico que sea el aspecto defensivo lo que impide a Simeone disfrutar al completo de ese paraíso que en ataque le ofrece la propuesta dominante en el fútbol de hoy. Por ello, Sorloth no tiene, de momento, garantizada su titularidad.
Lenglet porque el límite salaríal no permitía inscribir a Hancko
El Atlético tenía liquidez para fichar al central David Hancko (Feyenoord) por unos 35 millones de euros, pero no podía inscribirlo porque solo tenía un margen de apenas un millón de euros en su límite salarial, fijado en 300 millones de euros. Por ello, el elegido ha sido Clement Lenglet, por el que en total abonará al Barça cuatro millones de euros por la cesión de un año. La marcha de Samu al Oporto (15 millones de euros por el 50% del pase), la de Mouriño y un tercer jugador (Vermeeren, el más probable) posiblitan la operación Lenglet.
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