Engorilados con el Madrid y el Barça | Eurocopa Alemania 2024



A saber lo que ocurrirá esta noche en la final de Berlín, aunque yo solo espero algo bueno, pero sea lo que fuere ya se puede decir que esta Selección nos ha hecho sentir orgullosos. Gran juego, tiro de fuera, seis victorias consecutivas, capacidad para estar a las duras y a las maduras. Ya hay quien me la compara ventajosamente con la del tiqui-taca, aunque yo aún no llego a tanto. Pero ha creado un ambiente ilusionado y feliz. Y ha constituido toda una sorpresa.

“Sorpresa para vosotros”, dijo hace poco Luis de la Fuente, hablando a un grupo de periodistas. “Nosotros sabíamos lo que había”. Parecía un poco crecido, pero yo le doy la razón.

Sorpresa para nosotros, los periodistas, todos o casi todos, desde luego para mí. El comentario común tras la lista vino a ser “no hay más cera que la que arde”, y el diagnóstico, “esta es una Selección que puede ganar a cualquiera, pero también perder con cualquiera”. Se le veía cierta gracia, pero no fiabilidad. Y desde luego, no se pensaba que esos jugadores fueran tan buenos como están demostrando. ¿Por qué?

Mi idea es que vivimos engorilados con el Madrid y el Barça, que acaparan más atención pública y publicada que nunca. Esto es algo que ha ido a más con el siglo y se acrecentó exponencialmente los años de Messi-Guardiola y Cristiano-Mourinho, haciendo del Clásico nuestro producto más exportable, por encima incluso de los Sanfermines. Todos los jugadores de esos dos clubes son conocidos y escrutables, y no solo por los cuatro periódicos deportivos, dos de cada ciudad, que dedican sus mejores espacios a esos dos clubes. También pasa con los programas de radio o televisión, las redes. Recuerdo ya hace tiempo un día de verano en que me levanté esperando encontrar en el telediario qué había hecho un equipo español que la víspera jugaba uno de esos partidos de eliminatorias previas de la Champions; encontré cumplida y bien filmada información de las actividades de pretemporada del Madrid y el Barça, cada cual en su retiro, en Nyon y Papendal, y no hubo ni tres segundos para comunicar el resultado de ese partido que buscaba.

Todo lo que viaja fuera del radar del Madrid o el Barça nos merece poca atención, así que como este equipo tiene poco de ambos, o menos de lo habitual, ha sido preciso que ocurriera esto para que nos enteráramos de que en otros equipos también hay excelentes futbolistas. Controlado, lo que se puede decir controlado, solo teníamos a Rodri, y quizá porque también es un poco Madrid-Barça: le entrena Guardiola y en los tres últimos años su City ha jugado contra el Madrid partidos decisivos. Pero a otros de fuera, como Cucurella, Fabián u Olmo, no les calibrábamos en la justa medida. ¿Cucurella en el Chelsea? Bueno, no es mal sitio, pero lo crio el Barça y si no se quedó allí será por algo. ¿Fabián en el PSG? Eso no es más que la corte de un jeque caprichoso que siempre ha fichado al buen tun-tún, al que por fin se le escapa Mbappé para venir al fútbol de verdad. ¿Olmo en el Leipzig? Otro que no dio la talla en el Barça y tuvo que buscarse la vida en Croacia, luego en la espuma de la Bundesliga. De Laporte para qué hablar, si escogió Arabia.

¿Y el resto? Sí, buenos jugadores de estimables equipos españoles, pero al fin y al cabo extras de una película que protagonizan el Madrid y el Barça. Telón de fondo, paisaje necesario para que se desarrolle el gran drama. Descontado Rodri, nos quedaban Carvajal, Nacho, Lamine y el fluctuante Pedri, únicos representantes de nuestros grandes, y entre ellos solo Carvajal y Lamine como verdaderas luminarias. Si destacan en el Madrid y el Barça, ¿cómo no iban a destacar en la Selección?

Pero todos los que han salido, hasta esos dos centrales que recogimos como descartes de Francia, están jugando con extrema solvencia, cuando no con excelente nivel artístico o ambas cosas a la vez, como es el caso de Nico Williams, una de las grandes revelaciones de la competición.

Esto ha sido así porque un entrenador que ha tratado a la mayoría de ellos cuando eran chavales en las selecciones inferiores, y que también podía parecer poca cosa en principio, ha sabido sacar de ellos las mejores condiciones y armonizarlos; pero también y sobre todo porque lo tenían dentro, aunque no hubiéramos sabido reparar en ello. En que hay fútbol y futbolistas más allá del Madrid y el Barcelona.

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