Más listos, no más tontos


Este artículo no fue escrito utilizando inteligencia artificial, pero fácilmente pudo serlo. Cuanto más “humana” se vuelve la IA, más difícil es “detectarla”. Su uso se ha vuelto frecuente sin reconocer cómo influye en la capacidad y la autosuficiencia humanas.

Ya se documenta el deterioro del pensamiento crítico, la innovación y el sentido de interpretación propia causado por el uso frecuente de la IA. De acuerdo con un estudio de Empantallados.com y GAD3, el 82% de los estudiantes de entre 14 y 17 años han recurrido a la inteligencia artificial para tareas o evaluaciones escolares.

La utilización ayuda a los estudiantes a prepararse, pero la inteligencia artificial tiene también la capacidad de generar ideas que los estudiantes suelen asumir como propias, lo cual crea una brecha educativa.

Al utilizar estos medios para realizar trabajos en su totalidad, es probable la pérdida de creatividad, originalidad, integridad y, en principio, la humanidad de estas ideas.

Recientemente, la empresa Lego se vio obligada a disculparse por el uso de modelos de IA, como DALL-E o Microsoft Designer, para crear arte digital de sus figuras en sitios web y redes sociales en vez de contratar a artistas capacitados. Al hacerlo, entró en contradicción con su objetivo principal de fomentar la imaginación de los niños.

Si bien la IA también diseña imágenes, el abuso conlleva una decadencia progresiva de la creatividad en el estado del arte, incluso aquel dirigido a una audiencia infantil.

Otro caso es el de la Universidad de Vanderbilt, que se dirigió el año pasado a sus estudiantes, que lidiaban con las secuelas de un tiroteo en la Universidad Estatal de Michigan, con un mensaje impersonal generado por el ChatGPT.

El comunicado no se refería a ninguna organización o situación en específico, y sus consejos sonaban bastante genéricos, como por ejemplo “crear un espacio inclusivo”. De tal modo, demostró una falta de interés genuino en el bienestar y la seguridad de sus estudiantes.

La integridad y conexión personales, que todavía forman parte del funcionamiento de la sociedad, corren grave riesgo a raíz del repentino crecimiento de la inteligencia artificial. La desinformación a gran escala se ha visto en conjunto con el acceso a la IA.

Puede ser utilizada para crear noticias falsas e incluso clonar voces con tan solo un corto extracto de audio.

En Costa Rica, cinco diputados de la Comisión de Ciencia y Tecnología presentaron el proyecto de ley 23771 con el propósito de implantar regulaciones. No obstante, el medio utilizado para redactar el proyecto fue el mismísimo ChatGPT, lo cual creó división con respecto a la credibilidad del documento, aunque se le pidió al generador de IA actuar libre de sesgos algorítmicos y con objetividad total, y fue pasado por revisión humana.

De acuerdo con la última encuesta del Centro de Investigación y Estudios Políticos de la Universidad de Costa Rica, más de la mitad de los costarricenses han utilizado la inteligencia artificial por lo menos una vez.

A medida que evoluciona y aumenta la actividad con la IA, comienza a reemplazarse la necesidad de interacción humana. Como resultado, la empleabilidad de la humanidad disminuye.

Finalmente, la capacidad inventiva y el pensamiento crítico empezarán a deteriorarse y las decisiones se tomarán con consultas simples por medios digitales.

Queda en nuestras manos restringir el uso de tales herramientas con el fin de establecer un equilibrio en donde se pueda convivir con la inteligencia artificial de una manera íntegra.

Las máquinas tienen la capacidad de aprender y superar desafíos por sí mismas, demostrando una suficiencia que excede a la del ser humano en distintas áreas. Como dijo Rose Luckin, profesora e investigadora del Knowledge Lab del University College de Londres (UCL), “es muy importante que veamos a la IA como una herramienta para hacernos más listos, no más tontos”.

Julianna Hernández Calvo y José Rubén Arguedas Chinchilla son estudiantes de secundaria. Julianna lidera el Modelo de Naciones Unidas del Colegio Lincoln.

A medida que evoluciona y aumenta la actividad con la IA, comienza a reemplazarse la necesidad de interacción humana. Como resultado, la empleabilidad de la humanidad disminuye.

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