Alfredo Saltos Guale: Desafío agrícola para los próximos años | Columnistas | Opinión



La agricultura y sus ciencias o actividades afines como la ganadería, la reforestación y la agroindustria deberán enfrentar un desafío monumental representado en la ineludible obligación de alimentar a un mundo que para el año 2050 tendrá una población cercana a los diez mil millones de habitantes, para ello tendrán que producir con una suprema eficacia, pues ya no dispondrán de tantos terrenos vírgenes para incorporar, debiendo hacer más con la misma superficie, obtener bienes sanos, sin exagerado uso de pesticidas y observando normas, convertidas en obligatorias en algunos países, que no comulgan con el dispendio de suelos fértiles, trabajando en la optimización del riego, nulos desperdicios en las labores de cultivo y en los procesos de empaque y distribución, debiendo ajustarse a los principios de sostenibilidad y la ineludible aplicación de inteligencia artificial.

La tarea de los agricultores, que deben ser correspondidos con precios justos, encontrará duros obstáculos ambientales, como las altas temperaturas que presagian con preocupación los expertos, felizmente plantean soluciones climáticas de utilización inmediata cobijadas bajo la denominación de climatech, entendiéndose como tal un conjunto de tecnologías que contribuyen a mitigar el impacto de los gases de efecto invernadero en el sector con medidas de adaptación al cambio climático. Sin embargo, el déficit alimentario abre oportunidades a las naciones agroexportadoras de productos primarios, semielaborados y completamente terminados, características que acompañan a la mayoría de los países que conforman el continente verde de Latinoamérica y el Caribe, ambiente propicio para el agro, sin destruirlo, corrigiendo las averías de suelos a través de la agricultura regenerativa, que enhorabuena gana adeptos aun en las grandes corporaciones que han entendido, por fin, la necesidad de abrirse hacia un planeta más limpio, menos contaminado, equitativo y sustentable.

Ecuador, territorio prolífico de suelos fértiles, agroexportador y agroindustrial, insigne productor de alimentos, tiene que asimilar sin pérdida de tiempo las modernas tecnologías que la literatura internacional denomina agritech que cubre una amplia disciplina y dispositivos que facilitan el aumento de la productividad agrícola, incluyendo vehículos, robótica, ordenadores, satélites, drones, dispositivos móviles y software, que conducen al uso de métodos de análisis de macrodatos e inteligencia artificial, que han ganado lentamente terreno en nuestro medio, que son un indicativo de que sí es posible adoptarlos sin complejos, aun por parte de pequeños campesinos, basta usar un teléfono celular, herramienta eficaz y práctica en la agricultura de los nuevos tiempos.

Se trata de dar un auténtico golpe de timón que reoriente las políticas públicas hacia un mundo agrícola digital, tecnológico, biotecnológico, que involucre a las universidades, gremios agropecuarios, ajustando su accionar hacia nuevos esquemas donde deberá tener un rol protagónico el sector privado siguiendo el camino de las grandes corporaciones comercializadoras de alimentos y los centros de investigación agrícola. (O)

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