Estamos en una sociedad donde las palabras están cambiando su significado aceleradamente. Benjamin Lee Whorf y su mentor Edward Sapir desarrollaron el relativismo lingüístico de Sapir-Whorf, el cual trata sobre que el idioma determina la forma en que pensamos.
Las palabras al juntarse tienen una semántica; si las palabras cambian su significado, nuestro proceso mental y nuestra percepción del universo cambian. Este cambio puede ser peligroso cuando se hace de forma masiva, ya que los conceptos conforman las bases del pensamiento humano y, al cambiarlos, debilitamos la base.
Teorías de conspiración, pensamiento crítico y propagandistas: la agenda oculta de los poderes
Tuve una conversación con la inteligencia artificial, y esta me decía que las palabras no tienen significado por sí mismas; reciben su significado de lo que la gente cree que significan y que este puede cambiar de acuerdo con el deseo de la mayoría.
El combustible del pensamiento es la palabra y su base son los conceptos. ¿Qué pasaría si a un automóvil nuevo a gasolina le colocamos diésel? El auto puede dañarse para siempre. Lo mismo puede pasar con una mente al realizar cambios abruptos.
Meditando sobre el término teoría de conspiración, recuerdo que la palabra teoría viene del vocablo griego theodoros, que significa ‘observador’ o ‘espectador’, es decir, la persona que observa y reflexiona sobre fenómenos naturales, culturales, religiosos, festivales y rituales del pasado.
Hoy una teoría puede ser un conjunto de leyes que sirven para relacionar un determinado orden de fenómenos o puede ser un conjunto de ideas o conceptos organizados que buscan explicar o predecir fenómenos o eventos en un área de la ciencia.
El término teoría da peso científico a algo; por lo tanto, no deberíamos llamar “teoría” a algo que no está sustentado en hechos. La palabra conspiración se compone del prefijo con-, que significa ‘unirse’, y el verbo spirare, que significa ‘respirar’ o ‘aspirar’. El concepto ha evolucionado y en los actuales momentos se considera una conspiración una reunión de personas que hacen un plan en contra de un Gobierno u otra persona.
Teorías de la conspiración en América Latina
Las teorías de conspiración no deberían llamarse “teorías” porque es elevarlas de nivel y estas no tienen sustento. Es más apropiado llamarlas “hipótesis de conspiración”. Hipótesis viene del griego hipo, que significa ‘debajo’, y tesis, que significa ‘conclusión’, es decir, algo que todavía no alcanza el nivel de conclusión, sin datos suficientes para demostrarlo.
El término teoría de conspiración se ha generalizado como un equivalente a mentira o a historia fantasiosa; por ende, la palabra teoría está mal utilizada en este contexto. Antes a estas fantasías se las llamaba “misterios” o “mitos urbanos”.
Las redes sociales empoderan mentes creativas del misterio y viralizan mitos urbanos falsos. La profunda falta de conocimiento es un caldo de cultivo para que prospere como verdad lo que nació como un cuento.
Hablar de teorías de conspiración es equivocado; son cuentos de misterio o mitos urbanos. El término teoría requiere tener datos de comprobación; aquellas son hipótesis fantasiosas con las que hay que tener mucho cuidado, ya que vivimos en un mundo que cada vez vive y promueve más la fantasía virtual que la realidad. (O)