Papa Francisco pide en el G7 regular IA y prohibir armas autónomas letales


Bari. El Papa se convirtió este viernes en el primer jefe de la Iglesia católica en participar en la reunión de las siete democracias más ricas del mundo. En su discurso, pidió prohibir las armas autónomas.

Francisco, de 87 años, llegó al mediodía en helicóptero procedente del Vaticano a Borgo Egnazia, un resort de lujo en la región de Apulia, en el sur de Italia, donde se celebra la cumbre del G7 (Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Italia, Japón y el Reino Unido).

Ante Joe Biden y Emmanuel Macron, así como en presencia del presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva y del mandatario argentino Javier Milei, invitados por Italia pese a no ser miembros del grupo, Francisco calificó la IA de “instrumento fascinante y tremendo”.

“En un drama como el de los conflictos armados, es urgente replantear el desarrollo y la utilización de dispositivos como las llamadas armas autónomas letales para prohibir su uso”, afirmó.

“Ninguna máquina debería elegir jamás poner fin a la vida de un ser humano”, aseguró el pontífice.

Los expertos consideran la IA como la tercera gran revolución en el campo del equipamiento militar, después de la invención de la pólvora y la bomba atómica. Temen que todo tipo de armas, desde robots hasta drones, puedan transformarse en sistemas autónomos regidos por algoritmos.

Francisco citó, entre otros riesgos, “la mayor inequidad entre naciones avanzadas y naciones en vías de desarrollo, entre clases sociales dominantes y clases sociales oprimidas” y pidió regulación.

“Es precisamente aquí donde urge la acción política”, afirmó.

La Santa Sede se rodeó de expertos de alto nivel en IA para estudiar su impacto y promueve la “algor-ética” (la ética de los algoritmos), un término inventado por el propio papa.

Antes de su intervención, Francisco saludó, sentado en una silla de ruedas, a los numerosos líderes reunidos en una gran sala para escucharlo. En algunos casos, con un efusivo abrazo, como con Lula y Milei.

Papa Francisco

Tras una primera jornada el jueves dominada por la guerra en Ucrania, el G7 lanzó este viernes duras críticas a China y le pidió que deje de enviar componentes de armas a Rusia y cumpla con las reglas internacionales sobre comercio.

China ha sido uno de los focos de las discusiones en el G7, en medio de agrias relaciones comerciales entre Pekín y Occidente y la preocupación de que sus ventas de equipamiento a Moscú estén alimentando la guerra de Rusia en Ucrania.

“Pedimos a China que deje de transferir componentes de armas y equipos que alimentan al sector de defensa ruso”, dice el borrador de la declaración de la cumbre, que debe ser aprobado oficialmente más tarde.

El G7 también condenó las “peligrosas” incursiones chinas en el disputado Mar de China Meridional, donde aumenta el temor de una escalada militar entre China y sus vecinos.

Las tensiones comerciales con China van en aumento y esta semana la UE anunció planes para imponer nuevos aranceles a los vehículos eléctricos chinos.

China está acusada de subvencionar con dinero público productos como los paneles solares y los vehículos eléctricos que se venden mucho más baratos y están considerados competencia desleal en un sector en auge.

Pekín denuncia lo que considera un “comportamiento proteccionista descarado” y no descarta presentar una demanda ante la Organización Mundial del Comercio (OMC).

La primera ministra italiana, Georgia Meloni, que preside el G7 este año, hizo hincapié el viernes en la idea de que los países del sur deben participar en las decisiones que afectan al mundo. Multiplicó las invitaciones a líderes externos al G7, como India y Turquía, además de Argentina y Brasil.

“Nunca aceptaremos la narrativa de Occidente contra el resto”, aseguró.

Meloni mostró muy buena sintonía con Milei. “Has hecho un viaje increíble para estar aquí”, le dijo en castellano al recibirlo efusivamente.

El presidente argentino tenía previstas, entre otras, una reunión con Kristalina Georgieva, la directora del Fondo Monetario Internacional (FMI).

El FMI aprobó el jueves el desembolso inmediato de unos $800 millones a Argentina, una buena noticia para su gobierno, pero avisó que todavía debe “mejorar la calidad del ajuste fiscal”.

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