Un pacto en la oscuridad solamente puede ser negro


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Un pacto en la oscuridad solamente puede ser negro

El pacto con Acevedo se hunde en la oscuridad * El berrinche del diputado Castillo es una señal pura de malacrianza.

La negociación del nuevo pacto colectivo entre el magisterio liderado por el impresentable Joviel Acevedo se ha convertido en un ejemplo claro de realidades negativas, causante de evitables atrasos en el nivel educativo de dos millones de alumnos. Lo más preocupante en este momento es la negativa del Sindicato de Trabajadoras y Trabajadores de la Educación de Guatemala (cuyas siglas deberían ser Sitratraedugua) a eliminar la absurda autorización del desgobierno giammatteiesco para realizarlas a escondidas, en la oscuridad. Ello aumenta el rechazo de los padres de familia hacia los sindicatos, en especial a los de empleados del Estado.

Hay 51 mil maestros sindicalizados, cifra equivalente al 40 por ciento del total (en números redondos). No representan, pues, el sentir de la mayoría del magisterio nacional. Acevedo se ha entronizado en el cargo y su trayectoria está llena de áreas de negociaciones desconocidas y por tanto oscuras. Independientemente de la opinión acerca del actual gobierno, es plausible la firme posición de las autoridades educativas de insistir en la transparencia de las negociaciones con este grupo, una obligación obtenida hace algunos años. Es inaceptable el criterio oficial de ser esta decisión una valla inexpugnable. El gobierno sin duda tiene armas legales porque es injustificable a todas luces.  

Además, aun no se ha negociado lo más importante. Mientras, pasarán las semanas y aumentará el rechazo actual a las dos partes. La falta de una educación mínima, la ascensión automática a otros datos, las ausencias magisteriales sin saberse las medidas disciplinarias. A causa de la falta de logros del actual gobierno, sus autoridades son las más interesadas en poner orden, por necesidades educativas y por pragmatismo político válido. Todos los privilegios y beneficios producto de pactos no conocidos en el sector oficial necesitan ser estudiados con la meta de eliminarlos. La base lógica es simple: no se pueden mantener decisiones cuestionables y también sospechosas en todo el Estado.

La malacrianza de Castillo

El diputado sandratorrista Inés Castillo protagonizó una malacrianza muy al estilo del partido UNE, al faltarle el respeto con  gritos y amenazas al Procurador General de la Nación, Julio Saavedra, quien debió responder enérgicamente y acató la burda exigencia de quien lo había llamado al Congreso para interpelarlo. El asunto no es la legalidad o ilegalidad de la interpelación, porque esta es parte de las acciones permitidas en los parlamentos de todo el mundo, sino se refiere al elemental respeto necesario y debido a otros funcionarios públicos y a cualquier otro ciudadano. Las interpelaciones pueden ser firmes, con señalamientos duros, en todos los parlamentos del mundo. Pero los gritos destemplados y los gestos violentos solo comprueban malacrianza y un oculto complejo de inferioridad manifestado de esa forma.

Saavedra se defendió con firmeza, energía y sin alzar la voz. En otras ocasiones, al ser preguntado sobre su trabajo ha mantenido una posición de evitar respuestas claras y repetir explicaciones y salidas por la tangente, lo cual le ha causado críticas acerca de su desempeño. Pero tiene el derecho de ser tratado con respeto, sobre todo por alguien con una larga trayectoria de gobierno municipal lleno de situaciones sospechosas en, Taxisco, Santa Rosa —acusado por la CICIG—, y obligado, por su título de Derecho, a conocer esos alcances. El tema de la interpelación, relacionado con la terminal de contendedores  del  puerto Quetzal, tan controvertida, lo cual pasa a segundo plano.  Para finalizar, esta actitud solo contribuye a aumentar el desprestigio del Congreso y, de paso, causar problemas directos o indirectos al gobierno iniciado en enero de este año.



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