Crítica de Música: Las Estrellas de Buena Vista trajeron historia y sabrosura



Buena Vista

El son cubano es música que alegra el alma y despierta la sonrisa. En su cadencia se personifica el mestizaje y en su interpretación se disfruta del sabor traspasado por generaciones. Este género cobra vida de manera magistral con el rejuntado Estrellas de Buena Vista y Más. El conjunto de once músicos en escena dicta cátedra pieza por pieza, fusionando el sabor con entretenimiento.

Así lo demostró en su primera visita a Costa Rica, aprovechando la intimidad del auditorio de CIC-ANDE. El espacio fue óptimo para la presentación, pues cuenta con varios espacios amplios apropiados para que las parejas lo utilizaran para bailar libremente.

Desde la apertura de la noche, a cargo de Son de Tikizia, quedaba claro que la audiencia no se mantendría estática. El grupo local hizo lo que quiso con una participación explosiva que pudo haber seguido con la misma fluidez durante mucho rato más.

Por su parte, Estrellas de Buena Vista y Más se centró en un legado de obras con décadas de existencia. Muchos de los temas que tocaron se hicieron de dominio global a final de la década de los noventa, con el lanzamiento del álbum Buena Vista Social Club y el documental homónimo del director alemán Win Wenders.

Durante el concierto en Costa Rica, las gemas más esperadas y aplaudidas por la audiencia fueron los temas contenidos en aquel disco, entre ellos Chan Chan o Candela.

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Otra de las piezas que no podía faltar fue De camino a la vereda, esa melodía que, desde el coro, recuerda al mítico Compay Segundo, uno de los protagonistas de aquel documento musical, junto con Ibrahim Ferrer, Omara Portuondo y otros más.

Quizá el principal atractivo de Estrellas de Buena Vista y Más es que une a otros músicos que participaron en la ya mencionada grabación noventera. El cantante Carlos Calunga, es una de las voces de antaño y, en esta nueva encarnación del proyecto, de nuevo aporta su tono agudo y su maravillosa técnica interpretativa.

El veterano Pancho Amat, un fenomenal intérprete del tres cubano, es el director musical del grupo. El tresero no solo llevó la batuta, sino que también aportó datos históricos para algunas canciones, algo que contribuyó a experimentar un viaje a tiempos de antaño de una isla mágica.

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La cantante Anahí fue otra flor en el ojal dentro de la alineación, participando en la ejecución de temas como A caballo vamos pal monte, o Mandinga. Manicero, por su parte, fue una pieza que sumó diversión, con el cantante a cargo apareciendo entre el público repartiendo maní. Las piezas se extendieron con intervenciones instrumentales llenas de deleites interpretativos.

El carisma fue contagioso y la sabrosura efectiva, extendiéndose hasta terminar la noche con El cuarto de Tula y el bolero Dos gardenias. Fue un cierre formidable.

Copiado!

Artista: Estrellas de Buena Vista y más

Artista Invitado: Son de Tikizia

Lugar: CIC-ANDE

Fecha: 1. ° de junio

Organización: AEA y Efecto Sound

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