La UE da pasos para permitir a Ucrania atacar objetivos en Rusia con material militar occidental | Internacional



Europa está cerca de romper un nuevo tabú en el apoyo a Ucrania frente a Rusia: cada vez más países están dispuestos a permitir a Kiev que use las armas y el material militar que se le está enviando para atacar objetivos militares en territorio ruso. “Es una acción legítima con la ley internacional”, ha señalado el alto representante para la Política Exterior de la UE, Josep Borrell, este martes en Bruselas, razonando que no deja de ser un acción defensiva sobre zonas desde las que se lanzan ataques al país invadido. Tomaba el testigo del secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, quien defendió la idea hace unos días. No obstante, ha advertido de que “es una decisión de cada país; los hay a favor y los hay en contra”.

“Ni siquiera debería ser un debate, porque entonces Ucrania lucha con una mano atada a la espalda”, ha remachado la ministra de Defensa holandesa, Kajsa Ollongren, a su llegada a la reunión con sus homólogos de la UE en Bruselas. Le han avalado sus pares de Estonia y Letonia. En la capital belga, el propio presidente ucranio, Volodímir Zelenski, ha pedido “por favor” que los aliados levanten el veto que está dificultando la defensa de territorios a lo largo de la frontera, donde ahora se centran los combates: “Están disparando contra nosotros y no podemos responder porque no tenemos el derecho a usar las armas. Cuando ellos disparan, matan a gente o, bajo la presión de ese fuego, los militares tienen que dar marcha atrás. Siguen atacando Járkov, a gente… Recibes las imágenes satelitales de tu servicio de inteligencia pero no puedes hacer nada para responder, creo que es injusto”.

“No podemos arriesgar el apoyo de nuestros aliados, por eso no estamos usando las armas de nuestros aliados para atacar el territorio ruso, por eso estamos pidiendo, por favor, que nos den permiso para hacerlo”, ha implorado el ucranio tras un encuentro con el primer ministro belga, Alexander De Croo, con quien este mismo martes ha firmado un acuerdo militar por casi 1.000 millones de euros que incluye la entrega de hasta 30 aviones F-16 antes de 2028, los primeros quizás incluso antes de que acabe este año.

La petición de Zelenski llega con el debate abierto en canal. Rusia ha construido líneas logísticas en los últimos meses que le han permitido, por ejemplo, abrir un frente al norte de Járkov, la segunda ciudad del país, y amenazarla. También lanza ataques contra objetivos en Ucrania desde su territorio y no solo desde las zonas ocupadas. Esto, más las crecientes dificultades militares que está atravesando el país invadido, ha llevado a que desde los países a la vanguardia de respaldar a Kiev empiece a hablarse de permitir que se usen las armas que envían para atacar objetivos militares en territorio ruso.

Con la intención de defender el uso de armas occidentales contra objetivos militares en Rusia ha llegado el propio Stoltenberg a la sede del Consejo de la UE, donde ha insistido en mantener abierta la opción: “Esto es una guerra de agresión, Rusia ha atacado, ha invadido otro país. Y Ucrania, según el derecho internacional, tiene derecho a defenderse, y eso incluye también atacar objetivos fuera de Ucrania, objetivos militares dentro de Rusia”. La guerra, ha explicado, se ha convertido en un conflicto en el que “parte de la frontera es el frente de guerra”. “Va a ser muy difícil para los ucranios defenderse si no pueden atacar objetivos militares al otro lado de la frontera, lanzamisiles, artillería, aeródromos usados para atacar Ucrania. Si Ucrania no puede atacar esos objetivos militares, le será mucho más difícil defenderse”, ha argumentado.

Riesgo de escalada

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“Algunos Estados miembros han empezado a decidirlo, a quitar esa restricción”, ha señalado al respecto Borrell, que ha rechazado los miedos a una escalada en caso de permitir el uso del armamento occidental para objetivos militares en Rusia. ¿Cuántos? El alto representante no ha querido responder a esta pregunta, pero sí que ha advertido de que la realidad cambia, poniendo como ejemplo lo sucedido con Israel: hace una semana pocos países estaban dispuestos a pedir explicaciones a Israel por sus ataques en Rafah y este lunes hubo unanimidad para hacerlo.

Desde Rusia ya se advierte de que este paso puede suponer una escalada hacia un conflicto mayor. “Esto es definitivamente algo serio, y lo estamos siguiendo y observando muy seriamente”, ha señalado el autócrata ruso, Vladímir Putin, en una rueda de prensa recogida por la agencia Interfax. No obstante, en Bruselas esa advertencia ya se tenía en cuenta: “Claro que algunos van a alegar el riesgo de una escalada, pero hay que equilibrar el riesgo de escalada y la necesidad de los ucranios de defenderse, porque estamos en usa situación asimétrica y cada vez es más crucial, porque los ataques a Kiev van a llegar desde territorio ruso”, había lanzado Borrell a primera hora de la mañana. Y el ministro de Defensa estonio, Hanno Pekur, partidario de dar autorización a Ucrania para llegar a suelo ruso con las armas, ya había ido más lejos al pronosticar que Moscú siempre ha lanzado la misma amenaza cada vez que los aliados se plantean un paso más en su respaldo a Kiev.

Pero no todos están dispuestos a que sus armas y munición se utilicen fuera de Ucrania. Abiertamente en contra están Alemania, Italia o Bélgica, aunque su Gobierno es consciente de que varios muros sobre el respaldo militar al país invadido por Rusia, que parecían imposibles de derribar al abrirse el debate, han caído poco después. “El acuerdo es muy claro, es para las fuerzas de defensa ucranias a usar en territorio ucranio, eso es lo que hemos acordado”, ha descrito el belga, en rueda de prensa con Zelenski, tras firmar el acuerdo bilateral.

La posición de De Croo es similar a la del canciller alemán, Olaf Scholz, quien no envía los misiles de crucero Taurus a Ucrania por temor a que los dispare contra suelo ruso, o de la primera ministra italiana, Giorgia Meloni. “Hay que evitar que se produzca una escalada de la guerra, que acabe siendo una guerra entre Rusia y la OTAN”, dijo Scholz el domingo. Para Meloni, “hay que tener cuidado”.

Pese a esta cerrazón pública, lejos de las cámaras, altas fuentes diplomáticas europeas apuntan a que no se trata de un no permanente ni inamovible. Por el momento, señalan, se trata de reforzar la capacidad de protección de Ucrania, pero “hay que ser ágiles” y estar “abiertos” a la evolución de la situación sobre el terreno, señalan. Esto “no convierte a los aliados de la OTAN en parte del conflicto. Tenemos el derecho de apoyar a Ucrania en su defensa”, ha apuntalado Stoltenberg. No ha sido este el único punto problemático en la agenda de este martes de los ministros de Defensa. También estaba la posibilidad de mandar instructores militares a Ucrania para formar soldados sobre el terreno. Hasta ahora la formación se ha hecho fuera del país invadido. Ahora hay países que se han mostrado dispuestos a hacerlo dentro. “Ucrania necesita más entrenamiento”, ha subrayado Borrell, quien, no obstante, ha admitido que “no hay consenso” sobre este aspecto concreto.

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