Tico ‘atrapado’ por el amor y un estupendo empleo en República Dominicana


Santo Domingo, República Dominicana. Hace 21 años, cuando Hugo Irizarry Porras era un chiquillo que apenas pasaba los 20, su jefe en Costa Rica le lanzó una propuesta irresistible para cualquier persona de su edad, la cual le cambió la vida por completo.

En aquel lejano marzo de 2003, este ingeniero en sistemas estaba soltero, sin hijos, pero con mucha ilusión de aprovechar cualquier oportunidad que tuviese enfrente.

Un martes, le preguntaron a Hugo si estaba dispuesto a mudarse durante seis meses a Santo Domingo, la calurosa y muy alegre capital de República Dominicana. El plan era que permaneciera ahí durante seis meses para trabajar más de cerca con unos clientes a quienes la compañía en que laboraba les proveía servicios informáticos.

Hugo no rechazó esa invitación. Cinco días después, abordó el avión que lo llevó al país que se convirtió en su nueva casa, sí, un hogar del que no quiere salir, muy frecuentado por los ticos debido a sus hermosas playas con agua turquesa, montañas y ciudad colonial.

”Venía en teoría para estabilizar un poco el mercado, atendiendo a los clientes. Todo empezó a darse muy bien, hice buena química con ellos, les gustó el trabajo, y mi jefe vio que no se quejaban, entonces dijo, ‘bueno, ya que todo sale bien por allá, siga allá’“, contó este tico.

Los seis meses iniciales se convirtieron en cinco años, hasta que decidió quedarse de forma permanente en ese país, impulsado por una oferta laboral muy buena de otra compañía, con la que suma poco más de 16 años de trabajo.

En Costa Rica, su vida transcurría entre San Pablo y San Isidro de Heredia. No tuvo otra opción que adaptarse lo antes posible a las altas temperaturas y al picante sol dominicano.

Hugo lanza una sentencia que, aunque puede parecer jocosa, es verídica. Asegura que los ticos que llegan solteros a República Dominicana terminan casados con alguien de ese país. Lo mismo aplica para las ticas.

En plena ciudad colonial en Santo Domingo, le pregunto qué es lo que más le gusta de esa nación. No duda en responder que es su esposa, Anyela Ramírez, una periodista y presentadora de televisión.

Tico cuenta detalles de su vida en República Dominicana

Con Anyela procreó dos hermosos hijos: Jonathan, de siete años, y Ella Victoria, de un año y tres meses. Resalta que ambos tienen y viajan con pasaporte costarricense. Incluso, Jonathan es un fiebre con la Sele.

Anyela reveló cómo se conocieron. ”Fue por Facebook, él tenía como 10 años de vivir aquí, pero teníamos amigos en común y así él me vio y quedó impactado (de inmediato afloraron carcajadas)”.

Asegura que Hugo siempre ha sido muy caballeroso y emprendedor, por lo que rápidamente se enamoró de él, por sus detalles que no deja de lado con el paso del tiempo.

En la amena conversación, mientras el sol nos pica con fuerza en la piel, Hugo indicó que desde el 2021 no ha vuelto a visitar Costa Rica; no porque se haya olvidado de nuestro país, sino porque optó por llevar a sus familiares a la isla para que descubran sus encantos.

Un poco cabizbajo recuerda que cada vez que debe despedirse de su mamá, Julia Porras, pasan momentos duros. De hecho, Anyela contó una infidencia. Les ocurrió en el Aeropuerto Internacional Juan Santamaría, en Costa Rica.

”Él lloraba como un bebé, lloraba porque ya nos íbamos y no pude de ninguna forma calmarlo. Doy fe de que, aunque él ama República Dominicana, ama demasiado a Costa Rica”, relató.

De hecho, era tanto el llanto que oficiales ticos le pidieron el pasaporte y lo entrevistaron, pues les levantó sospechas su estado.

Hubo tiempo para hablar sobre comidas. Extraña la olla de carne y el arroz con pollo que le prepara su mamá, así como algunos chocolates y galletas. Aunque le saben fabulosos los platillos dominicanos, como el asopado de camarones, mofongo (plátano majado con chicharrón) y el sancocho, que es un caldo espeso con yuca, papá y carne de res.

El costarricense Hugo Irizarry Porras, su esposa la dominicana Anyela Ramírez y sus hijos Ella Victoria y Jonathan.

Hugo asegura que República Dominicana no es solo playa, sino que también tiene montañas hermosas donde las temperaturas son más confortables. El país se asienta en la parte oriental de la isla La Española; en la occidental se ubica Haití.

Por ese motivo, es un sitio lleno de historia y diversidad cultural, porque fue el primer territorio conquistado y colonizado por España, con la llegada de Cristóbal Colón en 1492.

No es el único tico en esa isla. De hecho, los nacionales que residen ahí tienen un chat de WhatsApp y hasta se reúnen para mejenguear o para ver los partidos de la Selección Nacional.

Como República Dominicana es una nación de oportunidades, Hugo incursionó en el transporte de turistas, una actividad en la que da sus primeros pasos, en un país que adoptó como su segunda patria.

Esta es la historia número 79 sobre costarricenses que dejaron su país por diferentes circunstancias, se adaptaron a otra tierra, pero guardan el cariño por sus raíces.

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