Editorial: Desmejora de las finanzas públicas


El Ministerio de Hacienda publicó las cifras fiscales al mes de marzo del 2024, después de un inusual retraso en su preparación. Los resultados, presentados por el ministro de Hacienda, revelan un panorama poco alentador, y más bien contrastante con los éxitos señalados por el presidente, Rodrigo Chaves, en el discurso del 2 de mayo en la Asamblea Legislativa.

Para comenzar, los ingresos fiscales de los primeros tres meses cayeron un 3,6 % en comparación con el mismo período del año 2023. El balance primario se redujo, con lo cual se elevó el déficit financiero. Aun cuando las razones publicadas se mantienen relativamente bien, el cambio en la tendencia de la Hacienda pública debe ser contemplado con precaución.

Al comparar las cifras fiscales con los indicadores macroeconómicos reales al primer trimestre, presentados por el Banco Central de Costa Rica (BCCR) hace solo unas semanas, los dos elementos no parecen referidos a la misma economía. El producto interno bruto (PIB) real creció un 4,9 %, pero la recaudación de los ingresos tributarios se redujo un 5,1 %. Es un fenómeno muy extraño. Normalmente, en épocas de alto crecimiento de la producción, la recaudación sigue la misma ruta.

Otro elemento generador de dudas fue la caída de un 1,5 % en la recaudación del IVA, acontecimiento no observado desde el 2018, cuando la economía se estaba desacelerando. Si el consumo y la demanda interna efectivamente crecieron, como lo anunció el Banco en el Informe de política monetaria (un 5 y un 4,1 %, respectivamente) extraña que el IVA más bien se contrajera. Esto sería congruente con una demanda interna en desaceleración; sin embargo, empata bien con la realidad actual de menos importaciones (un indicador de consumo interno) y constante deflación.

¿Por qué, si todo marcha tan bien en la economía, la situación fiscal va en otra dirección? Existen dos elementos capaces de verter luz sobre la paradoja. Primero, el efecto de la caída del tipo de cambio sobre la recaudación tributaria. Solo en el 2023, la apreciación de la moneda significó una merma de los ingresos cercana a los ¢235.000 millones. La cifra revela que una considerable parte de las empresas resultaron afectadas y, en consecuencia, les correspondió tributar menos. Desde entonces, el tipo de cambio se ha mantenido bajo, lo cual seguirá produciendo impactos negativos en la recaudación mientras el BCCR mantenga su política monetaria de metas cambiarias.

Un segundo elemento son las cifras agregadas. A las autoridades se les olvida que en los promedios se esconden diversas realidades. Si bien el PIB total se ha incrementado más de lo previsto en los últimos dos años, eso es resultado del fuerte dinamismo de las zonas francas y de algunos sectores vinculados con la demanda externa. Fuera de esa isla, muchas actividades económicas, de primordial interés para Hacienda, crecen poco, venden poco y, por ende, tributan menos. Por lo visto, esta situación podría seguir acentuándose en el futuro.

Las acciones necesarias para estimular el crecimiento del régimen definitivo y revertir la tendencia de las finanzas públicas no parecen prioridad. Los proyectos de infraestructura se encuentran estancados, la inseguridad empeora cada semana, la confrontación impide llegar a acuerdos y la inestabilidad en el gabinete reduce el margen de acción de las autoridades. Como solución al mal que comienza a despuntar, el ministro de Hacienda propone seguir vendiendo las joyas de la abuela y poner más impuestos a las debilitadas empresas y endeudadas familias. Es una solución nada innovadora y no resuelve el problema de fondo.

La pobreza sigue estancada, el costo de vida no baja y hasta estuvimos a punto de sufrir apagones debido a la mala planificación. Ahora, las finanzas públicas comienzan a deteriorarse. ¿Dónde está el jaguar?

Zona Franca Saret Alajuela

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