Una marea azulgrana en San Mamés y Bilbao
En una temporada complicada para la sección masculina del Barça que ayer terminó con la destitución de Xavi como entrenador, el equipo femenino ha supuesto un desahogo y ha traído las mayores alegrías para la entidad. No solo por lograr un triplete de títulos —Liga, Supercopa y Copa—que puede redondear con un póquer inédito si vencen en San Mamés al Olympique de Lyon en esta tarde soleada y calurosa, sino por lo que ha supuesto para la masa social. Unos 35.000 culés se han acercado este fin de semana a Bilbao, la segunda mayor movilización de la historia azulgrana, tan solo por detrás de los 45.000 que viajaron a Sevilla para presenciar la final de la Champions de 1986 perdida contra el Steaua de Bucarest.
La capital vizcaína ha estado inundada de aficionados del Barcelona—el tranvía y los autobuses han funcionado con mucha dificultad— hasta el punto de que esta tarde se espera que se bata el récord de asistencia en una final de la Champions: los 50.212 espectadores que hubo en 2012 en el Estadio Olímpico de Múnich en la victoria del Lyon ante el Eintracht. La movilización azulgrana contrasta con la de la afición de su rival hoy, el todopoderoso Lyon, el club más laureado de la historia de la Liga de Campeones con ocho trofeos. Detrás de la portería en la que está calentando ahora mismo Endler hay cientos de aficionados franceses con camisetas blancas, pero el resto del estadio está completamente teñido de azulgrana. Casi como si el Barcelona jugara en casa.