Miguel Rivadeneira Vallejo: Miseria humana | Columnistas | Opinión



El país vive una zozobra e incertidumbre permanentes, no solo por el conflicto armado interno y la violencia desatada que se mantiene. Afectan la crisis económica, la falta de empleo, la justicia con la actuación de jueces venales, la pobreza, la desnutrición crónica infantil, los deficientes servicios de salud, educación, el incierto Seguro Social y evidentemente la corrupción política que le tiene secuestrado al país.

Un espectáculo insólito en la Asamblea

La Asamblea es un ejemplo de la degradación de un sistema democrático, en donde se imponen las arbitrariedades. El recinto legislativo se ha transformado en un escenario de defensores de corruptos, que tienen sentencias condenatorias ejecutoriadas, y en una tribuna para los prófugos perseguidos por la justicia, que se atreven a desafiar a los organismos de control y a las instituciones encargadas de realizar las investigaciones penales (Fiscalía), a tal punto de que se han empeñado a como dé lugar en sacar a su máxima autoridad, que ha actuado con valentía contra los grupos delincuenciales organizados, el narcotráfico y sus aliados políticos. Todo a vista y paciencia de los ecuatorianos, que debieran decir basta ante tanta arbitrariedad y la legislatura debiera sancionar a los responsables, de acuerdo con la Ley y no contribuir a la impunidad con cualquier acuerdo.

Ecuador: con el agua hasta el cuello

A tal punto se ha llegado que la fiscal anuncia y pide respeto a su condición humana en vista de que se encuentra embarazada (y de alto riesgo) y resulta que la respuesta de los que buscan impunidad y le persiguen ha sido: se trata un show. ¡Tamaña miseria humana!

Una justicia con jueces, no todos, que se burlan del ordenamiento jurídico, que atropellan y abusan de las acciones constitucionales para beneficiar sospechosamente a quienes tienen intereses, como se evidenciara en los casos Metástasis, Purga, Plaga y tantos otros como Encuentro, La Madrina, que denigran a la Función Judicial.

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La Corte Constitucional, aunque demoren sus fallos, se ha encargado de atender acciones extraordinarias de protección y echar abajo actuaciones de jueces venales e incluso declararles el cometimiento de error inexcusable, que de acuerdo con el Código de la Función Judicial es una falta gravísima que conlleva la destitución, pero cuántos se han quedado en su puesto por la permisividad en el pasado reciente del órgano administrativo y disciplinario de la Judicatura.

Existe un escandaloso caso último, sentencia 180-22, en donde se declara la vulneración del derecho a la seguridad jurídica a cargo de un juez de Quevedo y dos jueces de una sala de la Corte de Los Ríos, que favorecieron con sus fallos en un recurso de habeas data y dispusieron el pago de 22 millones de dólares, que incluyó un convenio autorizado diligentemente por un viceministro de Finanzas. Declara el error inexcusable y deja sin efecto esas sentencias, pero el daño está consumado y la recuperación del dinero pendiente.

Cómo se ha pronunciado la Corte Constitucion

El país debiera reaccionar frente a tantos atropellos y abusos, que al no ser sancionados generan impunidad e inseguridad jurídica, como sucede en la Asamblea. Cómo se puede aspirar a una mayor inversión extranjera cuando no existen plenas garantías ni seguridades e incluso embobaron a los electores para que voten por el no sobre el arbitraje internacional en la última consulta popular y referéndum.

Con estas consideraciones de la vida real, en quién se puede creer y confiar para generar certezas y certidumbres en lugar de esta zozobra permanente en la que se debate el país. En estas condiciones, muy difícil avanzar y desarrollarse. (O)

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