Sentenciado a 30 años de prisión el agresor del esposo de Nancy Pelosi | Internacional



David DePape, el hombre que golpeó con un martillo en la cabeza a Paul Pelosi en su casa el 28 de octubre de 2022, ha sido sentenciado este viernes a 30 años de prisión. La pena es menor a la que había sido solicitada por los fiscales, quienes buscaban 40 años de cárcel por los delitos de intento de secuestro de la entonces presidenta de la Cámara de Representantes y por los ataques a un familiar de una funcionaria federal. El hombre, de 44 años, recibió 20 años de castigo por uno y 30 años por el segundo, condenas que purgará al mismo tiempo. Se le han descontado además los 18 meses que lleva tras las rejas después de ser detenido al interior de la residencia de los Pelosi en San Francisco.

DePape miró al piso mientras escuchó a la jueza dictar la sentencia. La togada subrayó el ataque “sin precedentes” cometido por el sujeto, un hombre canadiense que había descendido por la espiral de las teorías de conspiración de derechas. Aquella noche llegó a la residencia de los Pelosi con la intención de tomar como rehén a la speaker emérita de la Cámara de Representantes para someterla a un interrogatorio para exponer la supuesta corrupción del Gobierno. Paul Pelosi se despertó aquella madrugada y vio junto a su cama la gruesa silueta de un hombre que gritó “¿dónde está Nancy?”. DePape había roto una ventana para entrar en la residencia. Llevaba con él una cuerda y esposas de plástico. Nancy Pelosi estaba en Washington.

Christine Pelosi, la hija de la veterana política demócrata de 84 años, leyó antes de la sentencia un mensaje con el que transmitió cómo el violento incidente afectó a su familia. “No podríamos estar más orgullosos de cómo Papá y su tremenda valentía para salvar su vida la noche del ataque y por haber testificado en este caso”, aseguró. Christine agradeció las muestras de cariño recibidas desde entonces y aseguró que su padre sigue su recuperación tras el golpe que le causó una fractura en el cráneo y para la que necesitó una placa y tornillos.

“El golpe de shock fue tremendo”, dijo Paul Pelosi durante el juicio celebrado en noviembre del año pasado. “Me di cuenta de que estaba en serio peligro, pero intenté mantener la calma todo lo que pude”, añadió desde el estrado. Pelosi, de 84 años, intentó mantener la calma aquella noche a pesar de que el intruso tenía en la mano un martillo. Llamó al número de emergencias mientras DePape lo vigilaba y le ordenaba decir a las autoridades que era su amigo.

La defensa de DePape, compuesta por abogados de públicos, había solicitado una pena de 14 años para su cliente. Durante el juicio, los letrados argumentaron que el ataque había sido motivado por sus creencias políticas y que no buscaba interferir con las tareas de Pelosi como integrante del Congreso. Con esto buscaban reducir la gravedad de los cargos, presentados por actos de violencia en contra de una servidora pública federal.

DePape, quien lleva más de 20 años en Estados Unidos, era un asiduo consumidor de medios de derecha. Creía que los medios mentían continuamente sobre Donald Trump, una opinión que vertía con ira en varias publicaciones en blogs y foros en línea, entradas que fueron borradas tras el ataque. Era también partidario del culto de QAnon, que considera que la cúpula política de Washington adora al diablo y trafica con niños desde una pizzería de Washington. Aquella noche de octubre, el intruso planeaba romper las rodillas a Pelosi si no admitía ante la cámara la trama de corrupción en la que creen los seguidores trumpistas.

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