rescatistas luchan por salvar a animales atrapados por la crecida


12 de mayo de 2024 – 17:29

Los rescatistas solidarios trabajan para rescatar a personas aisladas y salvar a los animales atrapados por las aguas tras las grandes inundaciones que tiene Río Grande do Sul.

El rescate de “Caramelo”, un caballo que durante días estuvo parado sobre el techo de una construcción anegada, sensibilizó a toda la población. Las imágenes se volvieron virales.

En la zona del viejo Gasómetro de Porto Alegre, la capital del estado, se instaló uno de los principales puntos de salida de lanchas y desembarque de evacuados. Muchos llegan con animales bajo el brazo, envueltos en toallas. Algunos “bichinhos” (bichitos), como les llaman los brasileños, son traídos después de días mojados y sin alimento.

La mayoría vienen de Eldorado do Sul, una ciudad cercana completamente devastada por las aguas del desbordado río Guaíba, parte de la tragedia que ha dejado ya más de 130 muertos y más de dos millones de personas afectadas en esta región agrícola de Brasil.

A pocos metros, una estructura de tiendas de plástico crece cada día: es un “hospital de campaña” para recibir animales rescatados.

Allí reina un caos organizado: perros, gatos, conejos, gallinas, cerdos y también caballos que llegan completamente sedados para poder ser transportados, son sometidos a un proceso sistematizado de revisión, toma de fotografías que serán subidas a internet para tratar de dar con sus dueños, atención sanitaria y alimentación.

“Tenemos test rápidos. Si llegan con algún síntoma de enfermedad infectocontagiosa, los separamos (de los demás animales) para derivarlos a las clínicas y hospitales”, explica a la AFP la veterinaria Cintia Días da Costa, de 48 años, enfundada en ropa de lluvia.

Los animales, empapados, llegan a razón de decenas por hora en brazos de voluntarios que los envuelven en mantas térmicas cuando la situación lo exige.

En su mayoría perros

Dentro del “hospital de campaña” se escuchan ladridos, pedidos de medicamentos, de materiales, de comida… Todos los voluntarios están identificados por su nombre y función dentro del esquema de primeros auxilios.

La mayoría de los rescatados son perros. Si los dueños no aparecen en algunas horas, son transportados por personas que se ofrecen a llevarlos, en sus vehículos, a albergues temporarios. Allí tal vez sus “tutores” los reclamen, y si eso no ocurre, les buscarán un hogar de adopción, explicó a la AFP la coordinadora de eventos Cassia Hennig, de 26 años, quien se confiesa apasionada por los animales y ayuda en la organización.

“Quiero contribuir de alguna forma y prefiero con los bichitos que son inocentes y no pueden resolverse solos”, relata de su lado Priscilla Correa, de 51 años, sentada con un perrito muy pequeño y tembloroso entre sus piernas, en la parte de atrás de su camioneta SUV. Una manta protege los asientos rebatidos del vehículo.

A ella y su marido, Mariano Scalco, de 43 años, se les permite llevar dos animales por viaje hasta los refugios temporales.

Los caballos son tratados por especialistas en equinos y transportados en camiones, en muchos casos a universidades que ofrecen sus instalaciones para tenerlos provisoriamente, explica el veterinario Fernando González, de 51 años, mientras espera que reaccione un caballo de pelaje oscuro “muy temperamental”.

AFP

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