La función afirmativa de los educadores


En su pequeño libro Filosofía de la educación, de 1940, Moisés Vincenzi postula que “el arte de educar es, por sí mismo, una función afirmativa”. Volví a su obra y su frase tras leer la entrevista de Fernanda Matarrita a Inger Enkvist, en La Nación del 27 de abril. En ella, la pedagoga sueca nos dice que, si queremos “mejor educación, mejor pensamiento y mejor base para el futuro”, la inversión debe dirigirse a “conseguir mejores profesores, más que a comprar computadoras”.

En un país como Costa Rica, que destina tantos (aunque decrecientes) recursos a la educación, ambas inversiones no son excluyentes. Sin embargo, de poco valdrán los instrumentos si no existen las personas que les den vida en el aula, mediante una relación directa, respetuosa y estimulante con sus alumnos.

Son muchas las debilidades de nuestra educación pública primaria y secundaria, esa fuente de superación y dignidad de la que se nutren en buena medida el contrato social y tantas aspiraciones individuales. En buena parte tienen que ver con falta de liderazgo, burocratismo extremo, gremialismo, programas desactualizados, mala conectividad y recursos didácticos insuficientes, sean analógicos o digitales. Pero la principal falla ha estado en un descuido crónico por la adecuada formación, reclutamiento, motivación, capacitación continua y evaluación de los docentes.

El problema de origen son las enormes falencias de las carreras impartidas por universidades privadas de dudosa calidad, insuficiente supervisión y minoritaria acreditación, cuyos títulos tienen igual valor legal que aquellos de las mejores. Y una vez que sus graduados ingresan al sistema, la falta de un acompañamiento adecuado a su desempeño acrecienta los males.

Para Enkvist, un buen maestro o maestra es alguien con una sólida formación en su materia, interés en transmitirla, conocimiento de cómo hacerlo y capacidad para ejercer una “autoridad benévola” que sea aceptada como natural por los estudiantes. Son quienes, como escribió Roberto Brenes Mesén en su ensayo La cultura integral del hombre (1939), logran “inducir una expansión de la conciencia para hacer sentir más, percibir más, comprender más, discernir más”. Quizá aún constituyan mayoría, pero están en retroceso, y no percibo acciones serias para revertir la tendencia.

Correo: [email protected]

X (anteriormente, Twitter): @eduardoulibarr1

24/04/2024. Hotel Grano de Oro, Barrio Don Bosco. Hora: 10:30 a.m. Entrevista con la pedagoga sueca Inger Enkvist, quien visitó Costa Rica para ofrecer una conferencia sobre el tema. Fotos: Mayela López

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